Hoy hacen falta padres. Hacen falta padres, personas que
sean capaces de llevar a otras de la mano, que acepten la responsabilidad de
señalar lo que está bien y lo que está mal a quienes llevan de la mano.
Hacen falta padres, personas que acepten la posibilidad
de acompañar a otros todo el tiempo que necesiten ser acompañados.
Hacen falta personas que acepten la paradoja de educar a
los que les necesitan para dejar de ser necesarios, personas que sostengan
manos pequeñas hasta que crezcan lo suficiente como para contener sus propias
manos pequeñas.
Hacen falta personas que lleven en brazos, que abran
caminos, que marquen direcciones y que acepten las direcciones que los otros
encuentren por sí mismos.
Hacen falta personas que esperen siempre, que acojan siempre,
que alivien de los miedos, que acojan las alegrías, que celebren siempre el
regreso, que estén en vela hasta que se cierre la puerta.
Hacen falta personas que acepten amar lo que todavía no conocen, lo que no saben cómo va a ser, lo
que nunca llegará a pertenecerles por completo y que acepten hacerlo de por
vida.
Hacen falta padres, personas capaces de ser brújula y
espejo, arco para la flecha y lumbre para la intemperie. Hoy hacen falta
personas, en definitiva, cuya felicidad sea la Vida Plena de los otros.
Carlos Entrambasaguas