Hoy comenzamos un «año nuevo».
¿Cómo será?, ¿qué espero yo del nuevo año?,
¿qué deseo de verdad?, ¿qué es lo que necesito?, ¿a qué dedicaré mi tiempo más
precioso e importante?, ¿qué sería para mi algo realmente nuevo y bueno en este
año que hoy comienza?
¿Viviré de cualquier manera, pasando de una ocupación a otra, sin saber
exactamente qué quiero ni para qué vivo, o aprenderé a distinguir lo importante
y esencial de lo que es secundario? ¿Viviré de forma rutinaria y aburrida, o
aprenderé a vivir con espíritu más creativo?
¿Seguiré este año alejándome un poco más de Dios o empezaré a buscarlo con
más confianza y sinceridad? ¿Seguiré un año más mudo ante él, sin abrir mis
labios ni mi corazón, o brotará por fin de mi alma maltrecha una invocación
pequeña, humilde pero sincera?
¿Viviré también este año preocupado sólo por mi bienestar o sabré
preocuparme alguna vez de hacer felices a los demás?, ¿a qué personas me
acercaré?, ¿sembraré en ellas alegría, o contagiaré desaliento y tristeza? Por
donde yo pase, ¿será la vida más amable y menos dura?
¿Será un año más, dedicado a hacer cosas y más cosas, acumulando egoísmo,
tensión y nerviosismo o tendré tiempo para el silencio, el descanso, la oración
y el encuentro con Dios?, ¿me encerraré solo en mis problemas o viviré tratando
de hacer un mundo más humano y habitable?
¿Seguiré con indiferencia las noticias que día a día me llegarán desde los
países del hambre?, ¿contemplaré impasible los cuerpos destrozados de las
gentes de Irak o los ahogados de las pateras?, ¿seguiré mirando con frialdad a
los que vienen hasta nosotros buscando trabajo y pan? ¿Cuándo aprenderé a mirar
a los que sufren con corazón responsable y solidario?
Lo «nuevo» de este año no nos vendrá de fuera. La novedad sólo puede brotar
de nuestro interior. Este año será nuevo si aprendo a creer de manera nueva y
más confiada, si encuentro gestos nuevos y más amables para convivir con los
míos, si despierto en mi corazón una compasión nueva hacia los que sufren.
Ecclesalia informativo.