Después de unos meses de transición, de espera, de vigilia y oración, comenzamos el desafío de un nuevo año, con la alegría de un nuevo Pastor; que viene a renovarnos, a devolvernos la esperanza y que más que nunca, como Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida, nos invita como Iglesia, a renovar la “opción preferencial por los pobres”, en todo sentido.
El Secretariado y los Equipos Consultivos tuvimos una jornada de oración y discernimiento para ponernos a tono con este nuevo tiempo de la iglesia y considerando los aportes y propuestas que surgieron de la evaluación del año pasado.
Nuestro objetivo estará centrado en “Afianzar el liderazgo como vocación de servicio para dar frutos en la acción, siendo custodios de los hermanos, especialmente de los más necesitados”.
Renovar el desafío de la captación como nuestra manera de anunciar la Buena Noticia: abrir los ojos al ciego, dar la perla preciosa al pobre, sembrar esperanza a los abatidos, transmitir el amor de Dios a los que se sienten solos.
La misión de todos los palestristas es mostrar el camino al que se ha extraviado, liberar al cautivo, animar al débil y sanar al herido; el que evangeliza ofrece el mejor regalo: Jesucristo, como Salvador y Señor y lo entrega gratuitamente.
Secretariado Tucumán y Consultivos de Jóvenes y de Adultos. |
Pablo sabía que lo peor que le podía pasar era dejar de evangelizar. A pesar de todo lo que se le oponía, exclamaba: "No me acobardo de anunciar el Evangelio, fuerza de Dios para salvar a todo el que cree" (Rom. 1,16).
A pesar de todos los sacrificios, de las críticas, de las debilidades, de la insuficiente renovación dirigencial, con todo lo que implican el estudio y la preparación, este trabajo tiene que llevarse a cabo y revalorizar lo que tenemos, las pocas personas con las que contamos, pero que están comprometidas, los recursos que sí están a nuestro alcance y redoblar los esfuerzos de los que estamos, para que la captación sea nuestro fuerte; porque sin captación no hay proceso educativo, sin proceso educativo no hay renovación, sin renovación, el Movimiento se estanca y si nos paralizamos algo no funciona, no estamos edificando sobre piedra.
El Señor quiere que su Reino se propague mediante gestos de amor gratuito: "Recibieron gratuitamente, den también gratuitamente", el Movimiento crece por atracción, por testimonio, no por proselitismo.
Por eso, queremos asumir este objetivo desde la mística social paulina, promoviendo un liderazgo con voluntad de cambio, capaces de transformar la realidad en la que vivimos, “edificar la Iglesia, sobre la piedra angular que es el mismo Señor”; “actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable".
Tenemos que ser un Movimiento que salga al encuentro, que acompañe, que sea fermento en esa realidad que necesita de Dios, siendo coherentes entre nuestro ser y nuestro hacer; por eso también el trabajo hacia dentro de las comunidades: volver a las fuentes, trabajar el sentido de pertenencia, ser custodios de nuestra identidad como Movimiento.
Nosotros tenemos un carisma muy definido y valioso, al que tenemos que vivirlo como puro don, como un tesoro que debemos cuidar y compartir. Y para esto afianzar una espiritualidad de fe renovada, paulina, creciente, orante, eucarística, fraterna para “caminar con la Cruz del Señor”.
Que la alegría Pascual, sea una invitación personal y comunitaria a ser esperanza y resurrección para que nuestras comunidades puedan:
Caminar en la presencia del Señor, siendo luz, abriendo camino para los que no conocen este estilo de vida.
Edificar, construir, sobre roca, para afianzar nuestra identidad, para que nos unan lazos más fuertes.
Confesar, la única gloria: Cristo crucificado, sólo por la cruz se puede llegar a la luz, porque sin cruz no hay triunfo.
Mariana Cecilia Vega - Coordinadora