CONVIVENCIA DE COMUNIDADES DE ADULTOS INTERPROVINCIAL – Comunidades “El Madero” (Catamarca) y Madre de la Divina Gracia (Tucumán)

“La Luz no envidio de las estrellas, de Dios la chispa llevo en mi.” 

Esta frase de nuestro himno resume lo que tuvimos la gracia de vivir el pasado domingo en la provincia de Catamarca, en donde dos comunidades palestristas de la etapa adultos pudieron encontrarse en una convivencia hace tiempo soñada. 
Esto empezó después del último ENPA realizado en Tucumán, se conocieron y nació este anhelo de poder encontrarse nuevamente; el Señor permitió que recién este domingo pudiera concretarse: la comunidad de adultos El Madero recibió a los tucumanos de la comunidad Madre de la Divina Gracia.

Partimos a las 5 de la madrugada desde el barrio San Martin, lugar donde se reúne la comunidad Madre de la Divina Gracia, a esa hora uno puede pensar que los “viejos” estaban todavía medio dormidos, pero es la idea más alejada de la realidad, estaban tan dispuestos, tan contentos, con tanta alegría que se podía leer en sus rostros la ansiedad que les provocaba esta convivencia, todo el viaje fueron cantando, charlando, contando chistes, compartiendo sus anécdotas y muchos el motivo de su desvelo. 
Cuando llegamos a la Catedral de Catamarca, punto de encuentro, se abrazaron con la calidez propia de quien se reúne con un amigo muy querido, con un hermano. Lo primero que hicimos fue ir a saludar a “la Morenita del Valle”, poner todo en sus manos y después de esto empezó la convivencia. Todo lo que pueda expresar con palabras de lo que viví ahí queda chico: el entusiasmo, la alegría, la fuerza, la energía y la vitalidad que había era signo claro de que el Espíritu de Dios nos acompañaba. 

Agradezco a Dios la enorme bendición de poder participar de esta convivencia, en su generosidad me permitió acompañar a mis viejos queridos en esta maravillosa y anhelada vivencia. Las lágrimas y las risas no faltaron, la generosidad de sus testimonios de conversión y de encuentro con Cristo son motivo de fe y felicidad en mi corazón. “ESTOS VIEJOS ME INCENDIARON EL ALMA”, y ellos saben que les digo viejos con todo el respeto y el amor del que soy capaz, que me mostraron que Cristo “es la fuente donde se templa su ser de ardiente juventud”. 
Me recordaron que un coordinador tiene que ser un ilusionado, un enamorado y un apasionado por Cristo y por este estilo de vida. El domingo no vi los viejos de los que me hablan los medios: viejos abandonados, tristes, amargados y que son molestia; vi viejos capaces de conquistar el mundo, felices, motor de cambio en sus familias, que aman a Cristo con todo lo que son capaces y lo transmiten en cada uno de sus actos. Ojala cada uno de nosotros pudiéramos ser capaces de hacer esto: de ser rostro de Cristo e irradiar a nuestro Señor.

Ruego a Dios para que esta vivencia se multiplique, se replique y encienda muchos corazones, para que sean más los que puedan sentir el fuego de Dios en su corazón con estos encuentros que tanto enriquecen, porque no se compartió ni más ni menos que la vivencia y el testimonio de cada uno y Cristo se hace presente en las cosas sencillas. Verdaderamente estos viejos tienen la chispa de Dios en su corazón y son capaces de dar luz a cuantos nos cruzamos con ellos. 
Gracias al Todopoderoso por la gran bendición de poder compartir mi vida, mi fe y mi PEDALeo hacia la santidad con ellos; también agradezco la sencillez de corazón, las ganas de aprender y la profunda humildad de los hermanos catamarqueños, 
Dios les conserve siempre esos dones y les de la gracia de cumplir prontamente en anhelo de tener sus motivadores de adultos. Que nuestra Madre Santísima los bendiga y los acompañe en este camino, para que puedan seguir siendo para tantos jóvenes apoyo, compañía y luz. Que San Pablo Apóstol los ayude a continuar haciendo arder la llama de la fe en tantos corazones.
Pamela A. Catán - Coordinadora Palestra Tucumán