Camino de Emaus es una comunidad que camina, que acompaña, que ora y que madura a la luz del amor de Cristo. Un amor que se manifiesta en la lucha ligada, en la cercanía de sus integrantes que se acogen con un abrazo misericordioso y sincero. No hay lugar para juzgar ni señalar, porque el dolor y las miserias que atraviesan nuestras vidas, purifica nuestro modo de ver y de amar.
Un amor que hace que miremos a Jesús en el corazón del otro, es lo que nos mueve y anima.
Y este encontrarnos y encontrar al Señor en los corazones, halló su lugar y momento especial en las Adoraciones Eucarísticas que llevamos a cabo una vez al mes. Estas Adoraciones son el alimento de un apostolado que fue surgiendo por la necesidad de reencontrarnos con el Señor, de contemplarlo y reconocerlo, como aquellos discípulos de Emaús a los cuales les ardía el corazón al escuchar su voz en el camino.
Y entonces la oración se nos hizo urgente, y apostolar en ella se convirtió en necesidad; y grande fue nuestra sorpresa, cuando vimos que también, orar, era necesidad y urgencia de muchos otros. Comprendimos que el Señor nos estaba llamando a contemplarlo y alabarlo en el altar y en el corazón de tantos otros hermanos que estaban sedientos de Él.
La oración en comunidad, que nos alimenta y nos acerca a Dios y a los hermanos, se materializa en acciones concretas: en las espiritualidades de reuniones de comunidad, en las adoraciones eucarísticas, en el rezo del Rosario (hasta por las redes sociales), en el compartir el evangelio por whatsapp, en el canto y en la actuación (aunque este no sea nuestro fuerte). Compartir estas experiencias de fe tan solo en nuestra comunidad se nos hace poco, por eso gustosos queremos y buscamos compartir con otras comunidades, a las cuales les agradecemos profundamente abrir sus puertas y sus corazones a esta propuesta de oración.
Las palabras del Papa Francisco nos animan e interpelan a seguir en el camino: “Purificarnos con la oración, con la penitencia, con el Sacramento de la Reconciliación, con la Eucaristía”. Sin perder de vista que “en estos dos templos –el templo material, el lugar de la adoración, y el templo espiritual dentro de mí, donde habita el Espíritu Santo- en estos dos templos, nuestro comportamiento debe ser la piedad que adora y escucha, que reza y que pide perdón, que alaba al Señor”.
Por ello, los invitamos y animamos a sumarse al apostolado de la Oración, como una sola comunidad “Movimiento Palestra”, porque “… cuando se habla de la alegría del Templo, se habla de esto: toda la comunidad en adoración, en oración, dando las gracias, en alabanza… Que el Señor nos conceda este verdadero sentido del Templo, para poder ir hacia delante en nuestra vida de adoración y de escucha de la Palabra de Dios”.
Maria Belén Carrasco Comunidad Camino de Emaús - Etapa Jóvenes Adultos