Si, es la tercera vez que nos encontramos, la primera fue en el 97, la segunda en el 2001. En un tarde fresca, con algunas lloviznas, nos encontramos en un aula del Colegio Tulio para realizar el encuentro de las Etapas de Jóvenes Adultos y la Etapa de Adultos del Mov. en Tucumán.
La mayoría que estábamos ahí nos conocíamos, o por lo menos compartimos algunos momentos en la vida del Movimiento.
La mayoría que estábamos ahí nos conocíamos, o por lo menos compartimos algunos momentos en la vida del Movimiento.
El clima dentro del aula distinto al exterior, había calidez, risas, bromas, hijos pequeños que daban vueltas, alguno que salía a fumar, los nervios de los organizadores, el Secretariado.
Una tarde muy productiva en cuanto a realizar un; ver, juzgar y actuar, iluminados por la lectura de los Peregrinos de Emaús, muy bien trabajado en los grupos, con un plenario rico en contenidos y seguramente con unos compromisos personales y grupales.
Sobre los trabajos en grupo se me ocurre decir, entre tantas cosas que se dijeron; la importancia en todo momento de escuchar a Jesús, que se nos presenta lo largo de nuestra vida de muchas formas, hay que estar atento para reconocerlo, pues tiene muchos rostros y se encuentra en la realidad diaria y en la vida de todos los días, nos falta percibirlo, darnos tiempo para reconocerlo. Saber reconocerlos en los ambientes, El está ahí.
En el juzgar seguramente debemos aprender de El la preocupación, el acercarse a aquellos que están confundidos, perdidos, desorientados, tranquilos en la vida, no solo de Fe sino en la relación con los hermanos, con el prójimo.
Este juzgar es confrontarnos con la postura de El y con la nuestra, como reaccionamos cuando al otro le pasa algo.
Luego, en el actuar, el Padre Pablo, nos insto a la cálida acogida, a imagen de lo que nos pide la Iglesia en sus Documentos y en la carta pastoral de nuestro Obispo. Que esta acogida, que este recibir al que se acerca a nuestras, Comunidades, a Palestra, no solo sea formal, metodológica, material, de buena disposición, es decir, no solo preparar cosas externas (que hay que hacerlas para que el que se acerca se sienta cómodo), sino recibirlo en el corazón, hacernos cargo de que se sienta calidamente recibido, amarlo, más allá de sus posturas, sus maneras de vivir y sentir, sus conocimientos, su manera de comportarse o de hablar.
Amarlo, recibirlo en el corazón, eso, el otro, el prójimo lo percibe.
Son hábitos que tendremos que ir cambiando, porque nuestras maneras de pensar, a veces, no son calidas, alguien compartió; “si soy prejuicioso con el que se me acerca, me pierdo de enseñarle la VERDAD”.
Se dijeron tantas cosas en tan poco tiempo, que la sensación de seguir pedaleando la resumió Alejandro, con su fogosidad y pasión de alguien que ama a Palestra, y apeló a eso que tienen los queridos viejos, la pasión de años por perseverar al estilo de San Pablo, de Palestra, y que eso contagie a otros. Nos exhorto a seguir, que hay mucho por hacer.
Los sueños siguen intactos, también las ganas, quizás nos falta escuchar un poco más a Jesús, compartir la Palabra con El, el Pan con El y volver con el corazón caliente a la Comunidad de nuevo.
Como cierre, una emoción muy linda, unos jóvenes entraron a compartir con nosotros el Himno de Palestra, cantados por todos con la emoción y las ganas de aquellos que saben que Vivir en Gracia si es Vivir.
Una tarde muy productiva en cuanto a realizar un; ver, juzgar y actuar, iluminados por la lectura de los Peregrinos de Emaús, muy bien trabajado en los grupos, con un plenario rico en contenidos y seguramente con unos compromisos personales y grupales.
Sobre los trabajos en grupo se me ocurre decir, entre tantas cosas que se dijeron; la importancia en todo momento de escuchar a Jesús, que se nos presenta lo largo de nuestra vida de muchas formas, hay que estar atento para reconocerlo, pues tiene muchos rostros y se encuentra en la realidad diaria y en la vida de todos los días, nos falta percibirlo, darnos tiempo para reconocerlo. Saber reconocerlos en los ambientes, El está ahí.
En el juzgar seguramente debemos aprender de El la preocupación, el acercarse a aquellos que están confundidos, perdidos, desorientados, tranquilos en la vida, no solo de Fe sino en la relación con los hermanos, con el prójimo.
Este juzgar es confrontarnos con la postura de El y con la nuestra, como reaccionamos cuando al otro le pasa algo.
Luego, en el actuar, el Padre Pablo, nos insto a la cálida acogida, a imagen de lo que nos pide la Iglesia en sus Documentos y en la carta pastoral de nuestro Obispo. Que esta acogida, que este recibir al que se acerca a nuestras, Comunidades, a Palestra, no solo sea formal, metodológica, material, de buena disposición, es decir, no solo preparar cosas externas (que hay que hacerlas para que el que se acerca se sienta cómodo), sino recibirlo en el corazón, hacernos cargo de que se sienta calidamente recibido, amarlo, más allá de sus posturas, sus maneras de vivir y sentir, sus conocimientos, su manera de comportarse o de hablar.
Amarlo, recibirlo en el corazón, eso, el otro, el prójimo lo percibe.
Son hábitos que tendremos que ir cambiando, porque nuestras maneras de pensar, a veces, no son calidas, alguien compartió; “si soy prejuicioso con el que se me acerca, me pierdo de enseñarle la VERDAD”.
Se dijeron tantas cosas en tan poco tiempo, que la sensación de seguir pedaleando la resumió Alejandro, con su fogosidad y pasión de alguien que ama a Palestra, y apeló a eso que tienen los queridos viejos, la pasión de años por perseverar al estilo de San Pablo, de Palestra, y que eso contagie a otros. Nos exhorto a seguir, que hay mucho por hacer.
Los sueños siguen intactos, también las ganas, quizás nos falta escuchar un poco más a Jesús, compartir la Palabra con El, el Pan con El y volver con el corazón caliente a la Comunidad de nuevo.
Como cierre, una emoción muy linda, unos jóvenes entraron a compartir con nosotros el Himno de Palestra, cantados por todos con la emoción y las ganas de aquellos que saben que Vivir en Gracia si es Vivir.