- JORNADAS PAULINAS: El teatro - Las Cartas


Armando, nuestro amigo, que cuida la portería del Colegio Tulio, fue el testigo de los primeros que llegaron a la Jornada Paulina este sábado 15 de Julio. En realidad casi siempre es el que nos recibe, nos conoce por comunidad, por las actividades que realizamos, y conoce a muchos por su nombre y lo que hace como dirigente.
El nos entregó las llaves para el salón, la capilla y guiaba a los que llegaron a distintas horas, señalando el lugar. Así empezó nuestra Jornada Paulina, en honor y recuerdo de nuestro Patrono, de nuestro Líder, Pablo de Tarso, Pablo de todos...
Arriba en el salón los preparativos, de audio, de proyector, de las imágenes, los actores, haciendo sus últimos retoques a la obra de teatro. Abajo, los integrantes de la Comisión organizadora, comenzaron a inscribir a los palestristas que llegaban y separarlos por grupos.
Los chicos de la comunidad Filemón montaron su quiosco, como los de la Comunidad Getsemaní su panchuquería, para recaudar fondos de sus próximas actividades.
En el patio comenzó la dinámica de presentación entre risas, “olvidos” y aplausos. Luego, todos en el salón, empezó la obra teatral; “Saulo, un joven común?
Un San Pablo que observa una realidad de jóvenes en una plaza, protestando por algunas prohibiciones, por los límites horarios. Un Pablo que se pregunta también porqué de tanta violencia, de donde la aprenden, de quienes, cuales fueron sus ejemplos; “donde están los adultos en esta ciudad?...” preguntaba.
Hacía una comparación entre esta ciudad y su Tarso; cosmopolita, centro comercial, cultural, impregnado de cultura griega, romana, hebrea y pagana.
Su realidad de los distintos dioses y creencias, la ley de los judíos que ahogaba a sus creyentes, el imperio con su sed de poder y riquezas. Su fariseísmo, que lo lleva a estudiar a Jerusalén. Sus estudios con Gamaliel, su celo por la ley. Su viaje en busca de los seguidores de Cristo, su conversión, en comparación con la nuestra y lo que hizo él y lo que hacemos nosotros con ella.
Un matrimonio que se cuestiona su fe, sus convicciones y si estas sirven de algo ante la realidad de muchos que triunfan y acceden a todo sin importar el costo, dejando tras de sí toda una historia y ejemplos de “cómo hacer las cosas”.
Y Pablo que interpela, a los jóvenes, a los adultos, a las familias, a los padres, a los hijos. Un Pablo que los entiende, que sabe que vivir con una Fe atada a prejuicios, a moldes, a la rigidez, al momento, a la ley, que nos convertirá en repetidores de ritos, frases y valores vacíos del verdadero contenido. La conclusión de este vivir la Fe de este modo, lleva al fanatismo en el que el se vio inmerso cuando empezó a matar cristianos. Por eso, su sabiduría a la hora dar ejemplos, consejos.
Vivir así confunde mucho, pasó en su época y pasa ahora, por eso, su preocupación por las comunidades fundadas, por escribirles consejos, enseñanzas, guías, amonestaciones, por eso su cariño, su recuerdo, su sencillez, su presencia espiritual en medio de ellos con sus escritos.
Lo mismo que pasó en las comunidades de aquella época, pasa en nuestras Comunidades, en nuestro Movimiento y en nuestra iglesia.
Pasa en la sociedad, en la economía, en el imperio que nos domina, en los profetas de todo tipo que salen de debajo de las piedras trayendo “su verdad” y su “salvación”.
Y contra eso, Pablo nos sigue escribiendo, enseñando, amonestando, guiándonos, que comprendamos lo que significa catolicismo, universalidad, que el Evangelio de Jesús es para todos, que la Iglesia es para todos y de todos. Y que la Evangelización debe continuar, con los métodos adecuados, con el aggiornamiento que corresponde, que los ambientes nos esperan.
La obra teatral termina, en realidad comienza un mandato-desafío para todas las comunidades; para que sean fieles a lo que son y el porqué han sido creadas.
Luego del almuerzo, a la siesta, esto del mandato-desafío se vio reflejado cuando las Comunidades comenzaron con la otra parte de la Jornada Paulina; la presentación de todas las Cartas; escritas, dictadas o inspiradas en su manera de evangelizar.
Este trabajo comenzó hace un buen tiempo, cuando se distribuyó una Carta a cada Comunidad, las cuales debían hacer un trabajo sobre algunos puntos:
A.- Índice temático.
B.- Situación histórica.
C.- Situación Geográfica.
D.- Situación de los destinatarios de la Carta.
E.- Estilo de la Carta.
F.- Enseñanzas Doctrinales.
G.- Enseñanzas Morales.
H.- Personalidad de San Pablo expresada en la Carta.
I.- Actualización del contenido a nuestra realidad. (Sea esta de Jóvenes, Jóvenes Adultos o Adultos)

El objetivo, no era hacer una buena presentación solamente, sino que en cada Comunidad, en equipo, entre todos, trabajen la Carta que les toco. Reunirnos, hacer una lectura y empezar a realizar el trabajo propiamente dicho.
La experiencia en sí fue muy buena, porque los que no sabían de Pablo, aprendieron, los que sabían algo, profundizaron, los que sabían mucho, enseñaron y aprendieron más.
Pero sobre todo quedó en cada comunidad la inquietud de hacer lo mismo con otras cartas como un elemento de ir profundizando y tener un ejercicio comunitario a la hora de trabajar no solo las cartas de Pablo, sino la Biblia, los documentos.
Poner todo este trabajo en común fue toda una experiencia comunitaria, una verdadera Jornada Paulina, tomando el término jornada con varios significados; Duración de un trabajo y el estipendio correspondiente. Reunión laboral intensiva y continuada. Proceder con tiempo y reflexión en un negocio.
Y creo que todos estos significados han estado presentes en este tiempo y en forma especial en este día; realizamos un trabajo y el pago correspondiente fue; la enseñanza, el aprendizaje, el compartir, el disfrutar, el darnos cuenta que lo que hacemos le hace bien al otro.
Hemos trabajado intensamente, con tiempo y reflexionando sobre un buen negocio, aprender sobre nuestro San Pablo, sobre aquel a quien se convirtió y desparramo por todo el mundo.
Ese fue nuestro trabajo, nuestra jornada y cada uno habrá recibido a cambio su pago, su jornal.