El título mariano la Merced se remonta a la fundación de la Orden religiosa de los Mercedarios el 10 de agosto de 1218, en Barcelona, España.
San Pedro Nolasco, inspirado por la Virgen, funda una orden dedicada a la merced (obras de misericordia). Su misión particular era la misericordia para con los cristianos cautivos en manos de los musulmanes. Muchos miembros de la orden canjearon sus vidas por la de presos y esclavos.
Su espiritualidad se fundamenta en Jesús el liberador de la humanidad y en la Virgen, Madre liberadora e ideal de la persona libre y se ponían al servicio de su obra redentora. Por eso la honran como Madre de la Merced o Virgen Redentora.
El Papa Juan Pablo II enseña que "María es la imagen mas perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad".
Los mercedarios llegan al continente americano y pronto la devoción a la Virgen de la Merced se propaga ampliamente.
El Papa Inocencio XII, en 1696, instituyó la fiesta de la advocación de la Virgen de la Merced a la Iglesia universal, apareciendo en el calendario el 24 de setiembre.
Reconquistada España y Europa los mercedarios continuaron su obra. Con el descubrimiento de América se presentó otro desafío; "Llevar la Verdad de Jesucristo".
Los Mercedarios llegaron al nuevo continente como obreros de primera hora. La conquista, como toda empresa humana, tuvo sombras, pero en medio de ellas brilló una luz, la de la fe en Cristo y el amor a la Virgen que a nosotros llegó con el bello nombre de Nuestra Señora de la Merced o las Mercedes que, en nuestro lenguaje más cotidiano, significa "de las Gracias".
Devoción en Tucumán:
Tucumán, fue fundada por Diego de Villarroel en 1565 en el lugar llamado Ibatín, pero el día de Nuestra Señora de las Mercedes (o de la Merced) de 1685 fue trasladada al sitio actual.
Por los muchos favores que la Virgen dispensó a los tucumanos, el Cabildo en 1687 la nombró Patrona y Abogada de la ciudad.
A ella le acreditan la victoria en la batalla de Tucumán del 24 de septiembre de 1812. Belgrano, puso su confianza en Dios y en Nuestra Señora de las Mercedes. Los patriotas obtuvieron la victoria.
El general Belgrano puso en manos de la imagen de la Virgen su bastón de mando como un homenaje por la gracia recibida.
El 20 de febrero de 1813 se enfrentaron nuevamente con los españoles en Salta. Antes del combate, Belgrano recordó a sus tropas la intercesión de María y les exhortó a poner en Ella su confianza. Otra victoria patriótica.
A pedido del Cabildo, el 4 de septiembre de 1813 la Autoridad Eclesiástica declara festivo en homenaje de la Virgen el 24 de septiembre.
Y el 31 de agosto de 1843 es declarada oficialmente, teniendo ese día por festivo y disponiendo se celebre cada año una Misa solemne y que por la tarde se saque la imagen de la Virgen en procesión, como prueba de gratitud por los beneficios dispensados.
La imagen fue coronada solemnemente, en nombre del Papa San Pio X, en 1912, al cumplirse el centenario de la Batalla de Tucumán.
Hermanos que están presos de la soledad, la enfermedad, la vejez, adolescentes, jóvenes y adultos desorientados, familias encarceladas en el mutismo y la rutina.
Tantas cárceles, para que Jesús y su Madre, redentora de cautivos nos manden a ofrecer nuestras personas, nuestros talentos, nuestras Comunidades, nuestro Movimiento por esos hermanos que necesitan liberarse.
Que hermoso sería continuar la ocupación de María por los oprimidos, los encarcelados de todo tipo. Que hermoso sería potenciar aún más los esfuerzos de la Nueva Evangelización, Navegar al interior del prójimo y sus esclavitudes, que hermoso sería pedalear con fuerza al encuentro del hermano y captar sus distintas formas de buscar la libertad.
“Su brazo llevó a cabo hechos heróicos, arruinó a los soberbios con sus maquinaciones.
Saco a los poderosos de sus tronos y puso en su lugar a los humildes; repletó a los hambrientos de todo lo que es bueno y despidió vacíos a los ricos.”
Lucas 2, 51-53