- EL TRABAJO COMUNITARIO QUE NO VEMOS - Y la vagancia

El trabajo permanece vergonzantemente oculto en ámbitos cerrados y privados, mientras la vagancia se exhibe descaradamente en espacios públicos y abiertos. Mientras muchos sudan la gota gorda en la geografía difícil de un cañaveral, otros muchos airean su holgazanería por las plazas, calles y Shopings de las ciudades.

La imagen global que se proyecta ante todos, especialmente ante los más jóvenes es falsa, privilegiándose el alarde de la vida regalada de algunos privilegiados que inducen a su imitación, mientras que quienes denodadamente se afanan cargando reses en un matadero o fabricando piezas en un recóndito taller, son personajes desconocidos, de cuya existencia no se conoce detalle alguno.

Este desnivelado fenómeno no es sólo perceptible en la vida real, sino que los medios de comunicación de masas lo amplifican con insólito y perverso efecto.

En la tv, en el horario de máxima audiencia sólo se visualizan indolentes vagos profesionales, famosos cuyo único mérito es el desparpajo de vivir a costa de otros.

Una perspectiva completa de la realidad demostraría que suelen y deben ser consecutivas ambas etapas, la del ESFUERZO y la del DESCANSO.

Sólo tras una fase invisible de estudio, de prácticas, de voluntad, de energía aplicada y de años de oficio se merece y se consigue un justo período de pausa, de descanso o de jubilación.

La próxima vez que circulemos por las calles en horario laboral y veamos a hombres y mujeres de paseo een muchos casos bien ganado, imaginemos cuánto empeño pusieron ellos anteriormente para alcanzar ese rato de asueto.

Nada se logra sin desvelo y merecimiento; incluso no se disfrutaría lo mismo si algo sólo se lograse por casualidad o mediante atajos no basados en el mérito propio.

Sería recomendable destacar todo el trajín social necesario de tantos trabajadores para que las cosas parezcan funcionar por sí solas.

Un ejemplo; cuando desayunamos, ya ha intervenido (leche, chocolate, pan, gas, luz, azúcar,…) más de medio mundo, entre agricultores, transportistas, profesionales, técnicos, comerciantes,...

Todos, y especialmente los niños y jóvenes en formación, debiéramos ser más conscientes de cómo el vivir en comunidad nos permite vivir tan gratamente, gracias al esfuerzo coordinado de tantas personas, profesiones y oficios, que armónicamente se organizan en lo que constituye el nunca suficientemente valorado "milagro social".

Mikel Agirregabiria Agirre