- PROHIBIDO QUITARSE LA CABEZA - Ni pensemos que “es más perfecto el que calla y asiente sin pensar”. - Reflexión

Decía Chesterton que "La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza".
El sabio escritor alerta sobre uno de los peligros que corren aquellos que “queriendo ser más papistas que el papa” se niegan a utilizar la inteligencia y se conforman con una fe infantil que se resiste a crecer y a madurar.
Nadie pedirá a nadie más de lo que puede, pero si se nos dió capacidades, son para utilizarlas y ponerlas al servicio de los otros, al tiempo que nos llevan a la propia realización y al desarrollo humano y cristiano.
La fe que busca entender era la consigna que se nos inculcaba en las clases de Teología Fundamental, invitándonos a “pensar la fe”.
La teología, que algunos definen como la fe de los “que piensan”, no es un arma desestabilizadora cuando va más allá de lo “que siempre se nos ha dicho”. Su reflexión nunca ha de ser una reflexión al margen de la fe ni contraria a la razón, y por lo mismo no es "peligrosa" ni lo es el avanzar por los caminos de la fe de su mano.
San Anselmo, decía; “Señor, yo no pretendo penetrar en tu profundidad, ¿cómo iba a comparar mi inteligencia con tu misterio? Pero deseo comprender de algún modo esa verdad que creo y que mi corazón ama. No busco comprender para creer, esto es, no busco comprender de antemano, por la razón, lo que haya de creer después, sino que creo primero, para esforzarme luego en comprender. Porque creo una cosa: si no empiezo por creer, no comprenderé jamás”
Quiero insistir en que la razón ilumina la fe en sintonía con la Buena Nueva del Evangelio, y que no pocas veces este diálogo entre fe y razón, pone “patas arriba” la fe que nos transmitieron en la que todo era “incuestionable”.
La crítica no hace un mal servicio a la verdad, al contrario, la garantiza, y seguramente tener una fe que se deja iluminar por la razón, y una inteligencia humilde, hará que la verdad del Evangelio se anuncie como un mensaje acorde para nuestros contemporáneos.
Fernado Pessoa decía: “Soy hijo de un tiempo en el que la mayoría de los jóvenes han perdido la fe en Dios por la misma razón que sus padres la habían tenido siempre: sin saber por qué”.

Necesitamos razones personales para alimentar nuestra fe y dar razones de ella; para fortalecer nuestros lazos y vínculos con Dios, que siempre nos puede sorprender revelándonos algo que está más allá de lo establecido, formulado y creído.
El Señor aumente nuestra fe e ilumine nuestra inteligencia para adherirnos a Él con todo nuestro ser y nuestra inteligencia!
Por eso, no nos quitemos la cabeza cuando entremos en la Iglesia, ni pensemos que “es más perfecto el que calla y asiente sin pensar”.
La fe es una cuestión personal; ni siquiera es una cuestión eclesial: ninguno puede creer por mí. Mi fe, es la fe de la Iglesia, pero la Iglesia no cree por mí.

Extractado de un escrito de Sor Lucia Caram. http://blogs.periodistadigital.com/sintoniacordial.php
Soy Dominica Contemplativa, y me gusta resaltar esto por encima de lo de “monja de clausura”. Nací en el año 1966 en Tucumán, Argentina y vivo desde 1989 en España.www.dominicos.org/manresa