Aún hay deportistas en Pekín, pero estos ya no salen tanto en las noticias; es difícil encontrar alguna retransmisión en directo entre los más de 100 canales de la televisión. Su esfuerzo no mueve millones, ergo no es necesario que mueva masas.
Sin embargo, la belleza de los juegos paralímpicos es que justo al esfuerzo y dedicación que requiere todo deportista para poder llegar a unas olimpíadas, se suma la superación que nace de un accidente o una carencia que no notamos hasta que la experimentamos.
¿Has intentado andar a ciegas por una calle de tu ciudad, o has intentado subir a algún transporte público en silla de ruedas?
No digamos nada si el reto es practicar un deporte; la única palabra que me nace es admiración y el reconocimiento de su espíritu indomable. Alguna vez me preguntan si temo a la muerte... mi respuesta suele ser a la muerte no, pero a quedar discapacitado sí... y mucho.
Quizá sea porque soy muy independiente y me cuesta pedir ayuda aún cuando me haga falta. Seguramente muchos de los deportistas paralímpicos también sean así, pero esa capacidad que muestran de superar los obstáculos que a veces nos tira el destino intentando arruinar nuestras vidas es envidiable.
En cada partido que veo rezo para que yo tenga un espíritu semejante, aunque sea del tamaño de un grano de mostaza.
Fragmento de un artículo de Francisco Carín
En la salida, Adria Santos espera junto a su marido Rafael el disparo que marca el arranque de la carrera. La pareja está unida por una cuerda de 45 centímetros de largo, atada a sus muñecas.
Pero ambos saben que hay mucho más que la cuerda que los une, que ésta es solamente un símbolo de su relación. Ciega de nacimiento, Adria siempre ha tenido confianza en el futuro y su visión positiva de la vida nunca se vió mermada por su discapacidad.
Con su marido como guía, la atleta conquistó la medalla de bronce en la carrera de 100 metros de la categoría T11 en los Juegos Paralímpicos de Beijing.
La pareja abandonó la pista tras la prueba tomados de la mano, para participar en una rueda de prensa. "Mi guía es mi marido", explicó Adria, "llevamos cinco años casados y tres años entrenando juntos".
El marido en cuestión fue atleta de salto con garrocha y sabía de Adria por haber leído reportajes sobre ella y sus hazañas paralímpicas en los periódicos.
Con la ayuda de un amigo mutuo se conocieron y se enamoraron, se casaron en el 2003. Dos años más tarde él se retiró del deporte de competición y se convirtió en el nuevo guía de Adria, que dió a luz a una niña el año pasado.
La atleta de 34 años de edad lleva 21 años corriendo y afirma que se encontraba en un mundo oscuro antes de que Rafael entrara en su vida.
"No es solamente mi guía en la pista sino también en la vida. Vivimos la vida agarrados de la mano, es nuestro destino estar juntos tanto en las competiciones como el la vida cotidiana".
Después de ayudar a su esposa a sentarse y mostrarle donde se encuentra el micrófono, Rafael abandonó el podio para sentarse en una esquina, desde donde siguió la retransmisión de la rueda de prensa por televisión.
A la pregunta de por qué evita ser el centro de la atención pública, el esposo respondió: "las Paralimpiadas son para los atletas discapacitados. El reconocimiento se lo merece Adria, no yo, es ella la que debe ser el foco de atención".
http://www.mx.terra.com/paralimpicos2008/interna/0,,OI3171161-EI12231,00.html
Sin embargo, la belleza de los juegos paralímpicos es que justo al esfuerzo y dedicación que requiere todo deportista para poder llegar a unas olimpíadas, se suma la superación que nace de un accidente o una carencia que no notamos hasta que la experimentamos.
¿Has intentado andar a ciegas por una calle de tu ciudad, o has intentado subir a algún transporte público en silla de ruedas?
No digamos nada si el reto es practicar un deporte; la única palabra que me nace es admiración y el reconocimiento de su espíritu indomable. Alguna vez me preguntan si temo a la muerte... mi respuesta suele ser a la muerte no, pero a quedar discapacitado sí... y mucho.
Quizá sea porque soy muy independiente y me cuesta pedir ayuda aún cuando me haga falta. Seguramente muchos de los deportistas paralímpicos también sean así, pero esa capacidad que muestran de superar los obstáculos que a veces nos tira el destino intentando arruinar nuestras vidas es envidiable.
En cada partido que veo rezo para que yo tenga un espíritu semejante, aunque sea del tamaño de un grano de mostaza.
Fragmento de un artículo de Francisco Carín
En la salida, Adria Santos espera junto a su marido Rafael el disparo que marca el arranque de la carrera. La pareja está unida por una cuerda de 45 centímetros de largo, atada a sus muñecas.
Pero ambos saben que hay mucho más que la cuerda que los une, que ésta es solamente un símbolo de su relación. Ciega de nacimiento, Adria siempre ha tenido confianza en el futuro y su visión positiva de la vida nunca se vió mermada por su discapacidad.
Con su marido como guía, la atleta conquistó la medalla de bronce en la carrera de 100 metros de la categoría T11 en los Juegos Paralímpicos de Beijing.
La pareja abandonó la pista tras la prueba tomados de la mano, para participar en una rueda de prensa. "Mi guía es mi marido", explicó Adria, "llevamos cinco años casados y tres años entrenando juntos".
El marido en cuestión fue atleta de salto con garrocha y sabía de Adria por haber leído reportajes sobre ella y sus hazañas paralímpicas en los periódicos.
Con la ayuda de un amigo mutuo se conocieron y se enamoraron, se casaron en el 2003. Dos años más tarde él se retiró del deporte de competición y se convirtió en el nuevo guía de Adria, que dió a luz a una niña el año pasado.
La atleta de 34 años de edad lleva 21 años corriendo y afirma que se encontraba en un mundo oscuro antes de que Rafael entrara en su vida.
"No es solamente mi guía en la pista sino también en la vida. Vivimos la vida agarrados de la mano, es nuestro destino estar juntos tanto en las competiciones como el la vida cotidiana".
Después de ayudar a su esposa a sentarse y mostrarle donde se encuentra el micrófono, Rafael abandonó el podio para sentarse en una esquina, desde donde siguió la retransmisión de la rueda de prensa por televisión.
A la pregunta de por qué evita ser el centro de la atención pública, el esposo respondió: "las Paralimpiadas son para los atletas discapacitados. El reconocimiento se lo merece Adria, no yo, es ella la que debe ser el foco de atención".
http://www.mx.terra.com/paralimpicos2008/interna/0,,OI3171161-EI12231,00.html