- BIENAVENTURANZAS DE LA REILUSIÓN

.- Felices quienes pueden ver y valorar los pequeños-grandes milagros que se producen cada día en nuestro mundo, desde el amanecer hasta la puesta de sol.
.- Felices quienes son capaces de prescindir de todo lo que les ata, porque ya son libres.
.- Felices quienes se reenamoran cada mañana y reinventan los besos, las flores, las palabras, las miradas.
.- Felices quienes oran sin prisa, sin método, como si conversaran con su mejor amigo.
.- Felices quienes derraman una lágrima ante la imagen de una mujer maltratada.
.- Felices quienes descubren al atardecer de cada día qué es lo necesario y qué lo superfluo en su existencia.
.- Felices quienes, cuando les aumentan el sueldo, analizan cuánto más pueden compartir.
.- Felices quienes se detienen en el sendero de la vida, miran a su alrededor con serenidad y continúan caminando.
.- Felices quienes se reservan cada día unos momentos de silencio para entrar gozosos en su corazón y beben en las fuentes de la Palabra y de los acontecimientos cotidianos.
.- Felices quienes no se dejan abatir por los problemas, ni se complacen excesivamente en sus éxitos.
.- Felices quienes se conmueven y luchan por eliminar la miseria, el odio, la injusticia y mantienen la esperanza, a pesar de tanta muerte, hambre y violencia.
.- Felices quienes celebran con gozo las pequeñas e importantes victorias de los pobres y tejen con paciencia y firmeza a su alrededor redes de solidaridad.
.- Felices quienes intentan descubrir en los demás lo positivo que tienen y disculpan sus errores.
.- Felices quienes llenan su corazón de amor por la Madre Tierra y la cuidan con ternura.
.- Felices quienes vibran de gozo con su comunidad y se encuentran vacíos cuando están lejos de ella.
.- Felices quienes son vulnerables, lloran, gozan y se mantienen fieles, cercanos a los afligidos y que son perseguidos por seguir tercamente la estrella de la utopía.
.- Felices quienes han descubierto que su cadena original de ADN y la de la humanidad es el amor y la solidaridad.
.- Felices quienes trabajan por la paz en su vida y luchan a la vez por la justicia en el mundo y han descubierto que la pobreza no libera, pero los empobrecidos sí.
.- Felices quienes saben contemplar y reconocer las huellas, el paso, los sentimientos que el buen Padre y Madre Dios va sembrando en su propia vida.
.- Felices quienes continúan fieles al amor de Dios manifestado en Jesús, pero abiertos al viento del Espíritu que sopla donde quiere, nos invita a ser libres, sin saber nunca hacia dónde nos encaminará.
Miguel Ángel Mesa