- LOS LIBROS, YUPANQUI, LA MUSICA Y "EL ROCA" - Desde los libros, la musica, se puede empezar a vivir en la libertad.

El Instituto de Menores Roca, el mismo que es visitado en su apostolado por los Palestristas de la Comunidad Filemón, en el marco del programa “Tucumán en tiempos de lectura”, quedó impregnado con folclore y anécdotas que rompieron la rutina.
La presencia de Roberto "Kolla" Chavero, el hijo del universal músico y poeta ATAHUALPA YUPANQUI, les cambió el día a los 36 internos menores de 18 años, que permanecen allí por conflictos con la ley. Para muchos, la charla fue como un soplo de libertad.
Chavero, les habló sobre la importancia que han tenido los libros en la vida de sus padres, en la suya, en la de sus hermanos y en la de sus hijos. Les contó cómo el "
Tata" se agarró de la guitarra a los 8 años para no soltarla jamás, y que a los 13 comenzó a escribir versos sobre la gente y los lugares que conoció al recorrer el país.
También escribió sobre el exilio, las tristezas y las alegrías del pueblo argentino. "Éramos pobres y con libros", contaba mi padre sobre su niñez; y creía verdaderamente que las palabras que aprendía con la lectura se convertían en voces propias y en las de otros”.
“Cuando uno lee va armando de a poco la conciencia, que nos ayuda a pensar y a decir lo que sentimos. Los jóvenes muchas veces callan no por rebeldes sino porque no tienen palabras para contar lo que les pasa. La lectura ayuda a darnos ese valor y nos ayuda también a interpretar la vida, la de tu vecino, la de tu barrio, la de tu ciudad”, les explicó Roberto.
En las caritas de los internos el asombro fue ganando lugar de a poco. Entre anécdotas, Chavero les regaló un poco de música: primero fue una milonga y luego una chacarera.
Chavero les dijo: “cuidarse y cuidar a sus seres queridos se llama amor”. Quizás por eso, Rodrigo, de 16 años, contó que lee la Biblia “para ser mejor”, que se arrepiente de lo que hizo y que, cuando salga del Roca, sólo quiere estar con su familia.
Nicolás, de 17, está en el Roca desde hace un año. Dijo, que cuando escucha la palabra libertad, lo primero que le viene a la cabeza es su familia, y el rostro de su hijo de un año y medio.
Fuente La Gaceta – Foto; Juan P. Sánchez Noli
Algunas frases de Don Atahualpa Yupanqui:
"No me gusta que me confundan. En mi país hay grandes escritores y poetas. Yo, a veces, le arrimo el bochín a la poesía. Es sólo una arrimada. No me comparen. Pegar un grito en el cerro no es acercarse al sermón de la montaña".
"No le tengo miedo a la muerte, a lo que sí le tengo respeto es al trance, el ir hacia allá. Confieso que tengo curiosidad por saber de qué se trata".
"No sé si soy creyente; cuando le preguntaban eso mismo a mi padre, el respondía en broma, que era dudante. En lo que hace a mí mismo, no soy religioso. Tengo por ahí algún sarampión místico que repentinamente me inquieta".
"La guitarra es para mí un poco el templo donde yo entro a rezar. Cuando yo necesito musitar mi salmo profundo, voy a la guitarra. Por supuesto, no voy a tocar chacareras, que me encantan, ni gatos. La chacarera en Santiago del Estero, la zamba en Tucumán y el estilo en la provincia de Buenos Aires, para mí eso configura toda una atmósfera tradicional y hermosa. Pero para rezar, la vidala. Y la hora no importa, las nueve o las tres de la mañana y no necesito el estímulo del vino, ni de amigos. respondo al reclamo interior, al "cascabel", como lo llamaba Ortega y Gasset: cuando se agita dentro de uno el cascabel, es cuando se necesita andar ese camino para ver qué rebaño lo anda buscando".
"Los pueblos, los hombres se enfrían por ausencia de espíritu. Pero estamos nosotros, con pedernal y yesca, con melodías y cantares, poemas y reflexiones, alto desvelo y sueños de todo tipo, para entibiar las horas de aquellos que no quieren congelarse todavía".
"Me duele tanto el silencio por lo mucho que perdí. Que no se quede callado el que quiera ser feliz..."