- QUERIDOS HERMANOS...

¿Qué haría Cristo en mi lugar?
Morir por caridad es: morir sin haber hecho mal a nadie y bien a todos.
Desfallecer por ayudar a otros a llevar su carga. Consolando, instruyendo... haciendo el bien.
Alegría de Vivir… Contento, Señor, contento!

Elegí esta frase para empezar a escribirles porque era la frase de la estampita que acompañó a mi tía Soni en sus últimos días y sin dudas es también una frase que ella hizo carne en estos últimos años y a lo largo de toda su vida.
Creo que si hay algo que ella nos enseñó a través de su vida es a tener siempre esa inquietud, esa constante cuestión: ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Y es una pregunta que por gracia de Dios ella comenzó a hacérsela desde muy chica. Siempre nos contaba que su primer encuentro amoroso con el Padre fue en su primera comunión, desde aquél día y a pesar de su corta edad y estatura, ella lo amó profundamente y empezó a consagrarle su vida.
Tuve que esperar hasta su muerte para darme cuenta que cada uno busca su felicidad a su manera, porque yo siempre creía que no era feliz porque no descansaba lo suficiente, no disfrutaba gastando lo que ganaba, no se divertía con sus amigas, y siempre iba dejando anhelos personales para después… cuando pueda y tenga tiempo voy a tomar clases de actuación o de baile decía…
Pero sin dudas la descubrí una mujer plena el día de su muerte, cuando cada persona que me saludaba hablaba del vacío que le dejaba su ausencia física, hablaban de las grandes cosas que ella hizo en su vida: cómo ella con sus consejos y sus acciones les había enseñado a amar, a acercarse más al Señor, a volver a sentirse dignos, como muchas veces les devolvía la paz…
Entonces descubrí que su misión en la vida fue la entrega en cada uno de sus actos: entrega a su familia a través de esa alegría que irradiaba en cada encuentro, entrega para sus amigos a través de sus palabras sabias y sencillas, de su incondicionalidad, entrega en su profesión viviéndola realmente como un servicio a los que más necesitan, un servicio de amor!, entrega a los que le ponían piedras en el camino a través de sus constantes oraciones, entrega a nuestro Dios en su dolorosa enfermedad y en su camino de cruz. ENTREGA sin dudas es la palabra con la que la describiría.
Realmente siento un dolor tan profundo porque ya no está con nosotros, por las cosas que no le pude decir, por los abrazos que no le pude dar… pero a la vez, siento la profunda alegría de saberla con su Amado, con Aquel que añoraba, la imagino feliz dejándose abrazar por el Padre.
Quería compartirles un poco de ella, y también agradecerles por su compañía a través de los mensajes y las oraciones, han sido para mi y mi familia un verdadero sostén y no queríamos dejar de agradecerles por la lucha ligada, el amor fraterno y esos mimos del alma que sentimos en estos días. Nos sentimos afortunados por tener hermanos como ustedes, simplemente GRACIAS…
La parte del himno con la que más se identificaba la Soni que también era Palestrista, era “No hay imposibles sino incapaces y yo lo quiero demostrar!” y lo hizo vida, no dudo que nosotros como movimiento también podemos vencer imposibles de la mano del Señor.
Palestra gracias por ser bálsamo en el dolor! Palestra no bajemos los brazos! Continuemos orando sin cesar, los milagros de amor existen!!!
No bajemos los brazos y sigamos acompañando a tantos hermanos que nos necesitan, que continúen las oraciones por la Agus y la familia Lopez, por la mamá de Vir Scalora, y tantos que necesitan de nosotros… La oración es efectiva, y yo creo en los milagros de amor!!
Los llevo siempre en el corazón y presentes en mis oraciones… con cariño…
María Fernanda Zamora - PM 65 - Comunidad Josué