Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "Conviertanse".
Es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Conviertanse y crean en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la caducidad y la fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.
La ceremonia de la Ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios, por lo tanto, la conversión es un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz de su verdad. Una valoración que implica una conciencia que estamos de paso en este itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final.
Con el Miercoles de Ceniza damos comienzo a:
CUARESMA: Cuarenta días de preparación intensiva para recibir el Bautismo en la Vigilia Pascual. Para los ya bautizados, la Cuaresma es el tiempo oportuno para refrescar las exigencias asumidas en el Bautismo y dar pasos hacia el Señor y no quedarnos parados.
ORACIÓN: Las cosas de Dios hay que hacerlas con Dios y con la ayuda de Dios. Por eso, como creyente hay que pedir fuerzas a Dios. El encuentro con Dios no depende sólo de nuestras fuerzas.
PENITENCIA: No se trata de que te maltrates. La penitencia principal es la vida ordinaria bien hecha, hecha a conciencia, con plenitud. ¿Quién te maltrata más que la vida, o que alguna gente del entorno cotidiano?
Además, "lo de todos los días", el trabajo, la crisis, la economía, los viajes, los desplazamientos, el ir corriendo, la salud, lo imprevisto... ¡Eso puede ser penitencia si lo vives con hondura y con sentido! Tu corazón te dirá si necesitas hacer algo más.
AYUNO: Privarse de comida para descubrir lo que sí es esencial. Estamos acostumbrados a mucha golosina, a mucho capricho. El ayuno ayuda a eliminar lo que no es esencial, para descubrir el valor de lo esencial.
Tenemos tanto, que a veces ya no diferenciamos lo esencial de lo que no es... No te privas (ayunas) de cosas para "molestarte", sino para caminar hacia lo esencial de la vida, para descubrirlo.
Cuando te privas de comprar algunas cosas porque estás ahorrando para comprar algo más esencial. Eso mismo aplícalo a la vida del Evangelio, a Dios... Ayuna de comida, ayuna de caprichos, ayuna de tonterías para descubrir lo que vale la pena en la vida... Con tanta tontería a lo mejor pierdes el norte de la vida.
ABSTINENCIA: Es una práctica que consiste en privarse de determinados alimentos (tradicionalmente era la carne) para recordarnos que hay que tener control, que hay que saber decir no en la vida a cosas que no son evangélicas.
Todo es pedagogía para caminar hacia lo importante, lo central. Quizás hoy la carne no es la abstinencia más significativa y hay otras abstinencias más duras: fumar, beber, comprar tales marcas, quitar horas a la TV, gastar menos en bares o restaurantes. El corazón y tu sinceridad te dirán si puedes y debes cambiar la carne por otras cosas.
LIMOSNA: No ayunas para tener para mañana o para almacenar. Ayunas para dar, para compartir, para abrirte a los demás. Dios, cuando entra en la vida de la gente, toca el bolsillo (como a Zaqueo). Es que cuando hacemos importante a Dios en la vida, nada vale más que Dios. ¡Ni el dinero ni la comida!
Que nuestro entrenamiento Palestrista nos ayude comunitariamente a caminar en esta Cuaresma hacia Jesús.
La ceremonia de la Ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios, por lo tanto, la conversión es un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz de su verdad. Una valoración que implica una conciencia que estamos de paso en este itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final.
Con el Miercoles de Ceniza damos comienzo a:
CUARESMA: Cuarenta días de preparación intensiva para recibir el Bautismo en la Vigilia Pascual. Para los ya bautizados, la Cuaresma es el tiempo oportuno para refrescar las exigencias asumidas en el Bautismo y dar pasos hacia el Señor y no quedarnos parados.
ORACIÓN: Las cosas de Dios hay que hacerlas con Dios y con la ayuda de Dios. Por eso, como creyente hay que pedir fuerzas a Dios. El encuentro con Dios no depende sólo de nuestras fuerzas.
PENITENCIA: No se trata de que te maltrates. La penitencia principal es la vida ordinaria bien hecha, hecha a conciencia, con plenitud. ¿Quién te maltrata más que la vida, o que alguna gente del entorno cotidiano?
Además, "lo de todos los días", el trabajo, la crisis, la economía, los viajes, los desplazamientos, el ir corriendo, la salud, lo imprevisto... ¡Eso puede ser penitencia si lo vives con hondura y con sentido! Tu corazón te dirá si necesitas hacer algo más.
AYUNO: Privarse de comida para descubrir lo que sí es esencial. Estamos acostumbrados a mucha golosina, a mucho capricho. El ayuno ayuda a eliminar lo que no es esencial, para descubrir el valor de lo esencial.
Tenemos tanto, que a veces ya no diferenciamos lo esencial de lo que no es... No te privas (ayunas) de cosas para "molestarte", sino para caminar hacia lo esencial de la vida, para descubrirlo.
Cuando te privas de comprar algunas cosas porque estás ahorrando para comprar algo más esencial. Eso mismo aplícalo a la vida del Evangelio, a Dios... Ayuna de comida, ayuna de caprichos, ayuna de tonterías para descubrir lo que vale la pena en la vida... Con tanta tontería a lo mejor pierdes el norte de la vida.
ABSTINENCIA: Es una práctica que consiste en privarse de determinados alimentos (tradicionalmente era la carne) para recordarnos que hay que tener control, que hay que saber decir no en la vida a cosas que no son evangélicas.
Todo es pedagogía para caminar hacia lo importante, lo central. Quizás hoy la carne no es la abstinencia más significativa y hay otras abstinencias más duras: fumar, beber, comprar tales marcas, quitar horas a la TV, gastar menos en bares o restaurantes. El corazón y tu sinceridad te dirán si puedes y debes cambiar la carne por otras cosas.
LIMOSNA: No ayunas para tener para mañana o para almacenar. Ayunas para dar, para compartir, para abrirte a los demás. Dios, cuando entra en la vida de la gente, toca el bolsillo (como a Zaqueo). Es que cuando hacemos importante a Dios en la vida, nada vale más que Dios. ¡Ni el dinero ni la comida!
Que nuestro entrenamiento Palestrista nos ayude comunitariamente a caminar en esta Cuaresma hacia Jesús.