Un año más celebramos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en recuerdo de 129 trabajadoras que murieron quemadas en un incendio, provocado en la fábrica “Cotton Textile Factory” en 1908, en el transcurso de una huelga donde se protestaba, por las condiciones laborales, aumento de los salarios, reducción de la jornada laboral y el fin del trabajo infantil.
Hoy día se siguen repitiendo en nuestro mundo y nos hacen recordar la situación de desigualdad, injusta y discriminatoria, que tantas mujeres sufren en nuestros barrios, ciudades, en nuestro país, en los países de nuestro entorno y en otros más lejanos.
Queremos tener un reconocimiento en este día hacia tantas mujeres, de todas las edades, que entregando parte o toda su vida, han sido protagonistas con sus luchas, para que la situación de la mujer avance de manera muy significativa en justicia e igualdad y hoy podamos ver sus frutos.
Aún así, son muchas las situaciones en las que se sigue discriminando a la mujer. Debemos de seguir reivindicando igual salario, por igual trabajo, conciliación de la vida laboral y familiar para mujeres y hombres, igualdad de derecho, el final de la violencia de género…
Hoy día se siguen repitiendo en nuestro mundo y nos hacen recordar la situación de desigualdad, injusta y discriminatoria, que tantas mujeres sufren en nuestros barrios, ciudades, en nuestro país, en los países de nuestro entorno y en otros más lejanos.
Queremos tener un reconocimiento en este día hacia tantas mujeres, de todas las edades, que entregando parte o toda su vida, han sido protagonistas con sus luchas, para que la situación de la mujer avance de manera muy significativa en justicia e igualdad y hoy podamos ver sus frutos.
Aún así, son muchas las situaciones en las que se sigue discriminando a la mujer. Debemos de seguir reivindicando igual salario, por igual trabajo, conciliación de la vida laboral y familiar para mujeres y hombres, igualdad de derecho, el final de la violencia de género…
Queda mucho camino por recorrer para que esta igualdad sea una realidad en todos los ámbitos y momentos de la vida cotidiana. Y basta echar una mirada a nuestras vecinas, a las familias de nuestros barrios, a nuestras compañeras de trabajo, a las trabajadoras de otros continentes para ver que todavía existen diferencias, discriminación y violencia por razón del sexo.
Situación que hoy día se agrava porque la globalización en lo que afecta al mundo del trabajo, la crisis económica, en la que los poderosos de este mundo nos han metido, azota sin piedad a la clase trabajadora, pero de manera más brutal y con mayor dureza a los colectivos más vulnerables y desfavorecidos, entre otros, las mujeres, especialmente las jóvenes.
“El reconocimiento y la tutela de los derechos de las mujeres en este ámbito (del derecho al trabajo) dependen, en general, de la organización del trabajo, que debe tener en cuenta la vocación y la dignidad de la mujer.” (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 295)
Este día nos invita al compromiso, a la denuncia, a la reivindicación y a vivir nuevas experiencias que visualicen que los seres humanos estamos capacitados para una reorganización social donde prime la cooperación sobre la competencia, la construcción sobre la destrucción, la igualdad sobre la desigualdad, la justicia sobre la injusticia, y el sentido comunitario sobre el autoritarismo e individualismo.
Por eso, proponemos vivir este 8 de marzo unidos a las luchas y reivindicaciones de la mujer trabajadora, como un tiempo de cambio, que nos ayude a impulsar y potenciar las posibilidades que se abren para recuperar el sentido más profundo del trabajo, que dignifica a la persona, que valora su dignidad y que de ninguna forma deja al ser humano en manos de la producción y del consumo.
Juventud Obrera Cristiana (JOC)
Situación que hoy día se agrava porque la globalización en lo que afecta al mundo del trabajo, la crisis económica, en la que los poderosos de este mundo nos han metido, azota sin piedad a la clase trabajadora, pero de manera más brutal y con mayor dureza a los colectivos más vulnerables y desfavorecidos, entre otros, las mujeres, especialmente las jóvenes.
“El reconocimiento y la tutela de los derechos de las mujeres en este ámbito (del derecho al trabajo) dependen, en general, de la organización del trabajo, que debe tener en cuenta la vocación y la dignidad de la mujer.” (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 295)
Este día nos invita al compromiso, a la denuncia, a la reivindicación y a vivir nuevas experiencias que visualicen que los seres humanos estamos capacitados para una reorganización social donde prime la cooperación sobre la competencia, la construcción sobre la destrucción, la igualdad sobre la desigualdad, la justicia sobre la injusticia, y el sentido comunitario sobre el autoritarismo e individualismo.
Por eso, proponemos vivir este 8 de marzo unidos a las luchas y reivindicaciones de la mujer trabajadora, como un tiempo de cambio, que nos ayude a impulsar y potenciar las posibilidades que se abren para recuperar el sentido más profundo del trabajo, que dignifica a la persona, que valora su dignidad y que de ninguna forma deja al ser humano en manos de la producción y del consumo.
Juventud Obrera Cristiana (JOC)
Vinculo para Leer: http://lidydir.blogspot.com/2008/12/las-mujeres-y-san-pablo.html