Hemos participado del final de una parte del Proceso Educativo de Palestra, la Convivencia Comunitaria Cristiana, el Período Motivador, con todos sus momentos y lo hemos disfrutado, junto con todos sus participantes en los distintos momentos. Antes del PM con los que trabajaron arduamente, con los que vivieron la experiencia en la Huella, en la clausura, con los que estuvieron presentes y escucharon sus testimonios, sus compromisos y una vez más, volvimos a nuestros ambientes, renovados, alegres, esperanzados, confiados y exigidos en la interioridad de nuestra persona.
Mucha gente, padres, madres, familiares, niños, jóvenes que nunca participaron de este tipo de vivencia y que en sus corazones quedó sembrada la semilla de algo distinto a todo lo que es “habitual” en la vida diaria.
Mucha gente, padres, madres, familiares, niños, jóvenes que nunca participaron de este tipo de vivencia y que en sus corazones quedó sembrada la semilla de algo distinto a todo lo que es “habitual” en la vida diaria.
Todos nos llevamos algún mensaje de Jesús, los que perseveramos, y los que no, los que están alejados y los cercanos, los que por primera vez pisan un lugar de Fe y de Iglesia. Y en eso el Espíritu no solo es generoso, sino que sabe soplar en los corazones de una manera única.
La familia Palestrista seguirá trabajando, porque sabe que muchos corazones, hogares, ambientes como el trabajo, el estudio y la diversión, a partir de la vivencia del PM, no serán los mismos, porque quienes viven en esas familias, y transitan los ambientes, hermanas y hermanos de los PM 75 y 76, tendrán un corazón lleno de alegría cristiana.