En la crisis ecológica actual, somos indiferentes ante situaciones que muchos pueblos viven hoy y que indirectamente o directamente nos perjudican?.
Muchos, en la Iglesia, sienten que es tiempo hacer un llamado desde la fe uniéndonos en la lucha para salvar la vida.
Siempre hemos encontrado en los relatos de la Biblia, un disparador, un elemento inspirador, para enfrentar las crisis.
Aunque la Biblia viene de muchos años atrás que las crisis ecológicas de estos últimos años, muchos piensan que sus lecturas, son una fuente de recursos integrales para pensar y actuar con aquello que nos fue legado, la casa (tierra) donde habitamos.
Veamos algunos ejemplos; No comer los animales acuáticos que te libran de parásitos. Así es como puede interpretarse el mandamiento ecológico contenido en LEVITICO 11: 9-10 "Entre las criaturas, acuáticas, todo cuanto tiene aletas y escamas, lo comerán; pero abominarán de cuanto no tiene aletas ni escamas".
La prohibición se refiere a los anfibios que se alimentan de insectos, sobre todo las ranas (en el antiguo Israel no había langostas, cangrejos ni anguilas).
El caso de BANGLADESH nos ilustra; en los años 70, empezaron a capturar ranas en gran cantidad para exportarlas, porque sus ancas se consideran una exquisitez en Occidente.
Al poco tiempo hubo un brote de Paludismo en el país incluso en regiones donde la enfermedad no era endémica, al diezmar la población de ranas, Bangladesh perdió la defensa barata y eficaz que tenía contra los mosquitos Anopheles, que transmiten el paludismo, o malaria.
En Latinoamérica, con el caso del Dengue, hay científicos que dicen, que la fumigación indiscriminada con determinados productos para el agro y la fumigación que se realiza para eliminar a los mosquitos que contagian el Dengue, mató a los predadores (matadores) naturales del mosquito Aedes aegypti, como las ranas, sapos, peces, lagartijas, o las mismas hormigas que se alimentan de sus huevos. (Fuente: Juan A. González biólogo e investigador del Instituto Miguel Lillo)
Otro ejemplo; No dejarás tierras arrasadas a tu paso. Tal es el principio que se desprende del pasaje bíblico en DEUTERONOMIO 20:19. "Si para apoderarte de una ciudad enemiga tienes que hacer un largo asedio, no destruyas la arboleda metiendo en ella el hacha; come sus frutos y no los tales”. A diferencia de lo que hicieron después griegos y romanos tiempo mas tarde y a diferencia de nuestra sociedad con os bosques, parques, veredas.
El mundo ha tardado más de 2,000 años para redescubrir, el mandamiento del desarrollo sostenible, cuando en 1992, en Rio de Janeiro, los participantes coincidieron en que la humanidad, no tiene futuro a menos que deje de socavar los cimientos de la vida y de destruir los recursos de las generaciones venideras.
Compartimos lo que escribe una hermana paraguaya, Belén Salvador León;
Muchos, en la Iglesia, sienten que es tiempo hacer un llamado desde la fe uniéndonos en la lucha para salvar la vida.
Siempre hemos encontrado en los relatos de la Biblia, un disparador, un elemento inspirador, para enfrentar las crisis.
Aunque la Biblia viene de muchos años atrás que las crisis ecológicas de estos últimos años, muchos piensan que sus lecturas, son una fuente de recursos integrales para pensar y actuar con aquello que nos fue legado, la casa (tierra) donde habitamos.
Veamos algunos ejemplos; No comer los animales acuáticos que te libran de parásitos. Así es como puede interpretarse el mandamiento ecológico contenido en LEVITICO 11: 9-10 "Entre las criaturas, acuáticas, todo cuanto tiene aletas y escamas, lo comerán; pero abominarán de cuanto no tiene aletas ni escamas".
La prohibición se refiere a los anfibios que se alimentan de insectos, sobre todo las ranas (en el antiguo Israel no había langostas, cangrejos ni anguilas).
El caso de BANGLADESH nos ilustra; en los años 70, empezaron a capturar ranas en gran cantidad para exportarlas, porque sus ancas se consideran una exquisitez en Occidente.
Al poco tiempo hubo un brote de Paludismo en el país incluso en regiones donde la enfermedad no era endémica, al diezmar la población de ranas, Bangladesh perdió la defensa barata y eficaz que tenía contra los mosquitos Anopheles, que transmiten el paludismo, o malaria.
En Latinoamérica, con el caso del Dengue, hay científicos que dicen, que la fumigación indiscriminada con determinados productos para el agro y la fumigación que se realiza para eliminar a los mosquitos que contagian el Dengue, mató a los predadores (matadores) naturales del mosquito Aedes aegypti, como las ranas, sapos, peces, lagartijas, o las mismas hormigas que se alimentan de sus huevos. (Fuente: Juan A. González biólogo e investigador del Instituto Miguel Lillo)
Otro ejemplo; No dejarás tierras arrasadas a tu paso. Tal es el principio que se desprende del pasaje bíblico en DEUTERONOMIO 20:19. "Si para apoderarte de una ciudad enemiga tienes que hacer un largo asedio, no destruyas la arboleda metiendo en ella el hacha; come sus frutos y no los tales”. A diferencia de lo que hicieron después griegos y romanos tiempo mas tarde y a diferencia de nuestra sociedad con os bosques, parques, veredas.
El mundo ha tardado más de 2,000 años para redescubrir, el mandamiento del desarrollo sostenible, cuando en 1992, en Rio de Janeiro, los participantes coincidieron en que la humanidad, no tiene futuro a menos que deje de socavar los cimientos de la vida y de destruir los recursos de las generaciones venideras.
Compartimos lo que escribe una hermana paraguaya, Belén Salvador León;
Cuando el hombre mata el árbol, mata la vida.
Se visten de luto el viento, el sol, el paisaje, los pájaros...
Cuando un árbol gigante es derribado
lanza su última música sin hojas, se queda sin nidos,
cruje de dolor, dos gotas de savia
bañan de sangre la tierra clamando justicia.
Cuando un árbol gigante es derribado
ruedan sus tesoros por el monte, toda su belleza muere.
Ahora ya no queda nada. Desnudo como un desierto,
el bosque llora, sólo llora.
¡Qué soledad! ¡Qué desconsuelo!
¡Sólo la tristeza anida en el aire!