A orillas de un río, un viejo botero esperaba con su bote a la gente para trasladarla a la otra orilla. Era un hombre de pocas palabras.
Un día llegó una persona, perdido por aquel lugar, acostumbrado tan sólo al asfalto y al ruido de la ciudad. Y pidió al botero que lo llevara a la otra orilla. Él aceptó sin decir una palabra y se puso a remar.
Mientras avanzaban, a la mitad del trayecto, el pasajero, curioso, se dio cuenta de que en uno de los remos se podía leer DIOS Y L… (el roce diario de los remos había ido borrando otras letras).
Molesto, por la palabra DIOS, que le parecía pasada de moda, empezó a decir:
- Hoy el ser humano con su razón ha descubierto los secretos del mundo y de la vida... Le sobra Dios.
El viejo calló. Tomó el remo en el que estaba escrita la palabra DIOS..., lo dejó en el bote y continuó remando sólo con el otro, en el que estaba escrita la palabra YO.
Logicamente el bote no siguió adelante, sino que comenzó a dar vueltas sobre sí mismo, sin más futuro que aquel pequeño círculo en el que se movía, y a ser arrastrada por la corriente.
La persona quedó pensativa...
El viejo trabajador del bote, interrumpió su silencio:
-Necesitamos de DIOS Y LOS DEMÁS, que es la palabra casi borrada, desgastada por la rutina diaria. Y sé que El y ellos cuentan conmigo, como lo has hecho vos, amigo.
Y añadió:
- Algo más he descubierto… que DIOS Y LOS DEMÁS están inseparablemente unidos.
Y tomando de nuevo el remo donde se leía DIOS Y L…, siguió remando y llevando a su pasajero a la otra orilla.
Misión Joven 216
Un día llegó una persona, perdido por aquel lugar, acostumbrado tan sólo al asfalto y al ruido de la ciudad. Y pidió al botero que lo llevara a la otra orilla. Él aceptó sin decir una palabra y se puso a remar.
Mientras avanzaban, a la mitad del trayecto, el pasajero, curioso, se dio cuenta de que en uno de los remos se podía leer DIOS Y L… (el roce diario de los remos había ido borrando otras letras).
Molesto, por la palabra DIOS, que le parecía pasada de moda, empezó a decir:
- Hoy el ser humano con su razón ha descubierto los secretos del mundo y de la vida... Le sobra Dios.
El viejo calló. Tomó el remo en el que estaba escrita la palabra DIOS..., lo dejó en el bote y continuó remando sólo con el otro, en el que estaba escrita la palabra YO.
Logicamente el bote no siguió adelante, sino que comenzó a dar vueltas sobre sí mismo, sin más futuro que aquel pequeño círculo en el que se movía, y a ser arrastrada por la corriente.
La persona quedó pensativa...
El viejo trabajador del bote, interrumpió su silencio:
-Necesitamos de DIOS Y LOS DEMÁS, que es la palabra casi borrada, desgastada por la rutina diaria. Y sé que El y ellos cuentan conmigo, como lo has hecho vos, amigo.
Y añadió:
- Algo más he descubierto… que DIOS Y LOS DEMÁS están inseparablemente unidos.
Y tomando de nuevo el remo donde se leía DIOS Y L…, siguió remando y llevando a su pasajero a la otra orilla.
Misión Joven 216
Reflexión personal:
1. Con cuál de los dos personajes te identificas y por qué?
2. ¿Qué significa para vos en tu vida diaria, remar con los dos remos?
3. Cuáles son tus remos: traduce el símbolo.
4. ¿Qué le dices a alguien que no "necesita a Dios?.