- TENEMOS TANTO POR VIVIR… - Que no se quede mi cuerpo adormecido, indiferente, al margen de tanto y de tantos.

En memoria de tantas víctimas que se quedan en las cunetas de la historia. Cuando otras vidas terminan de improvisto, como ha ocurrido en el terremoto de Haití, se superponen los sentimientos y uno piensa más. En el dolor ajeno, en la suerte que uno tiene cada día, en tanto que está por hacer…
Quizás también, al pensar en la propia vida, brota de golpe la conciencia de que el tiempo es limitado, de que cada día es un regalo, una oportunidad, un milagro, y que los otros, también esos otros más lejanos, son importantes. Entonces, casi en voz baja, uno susurra algún propósito, formula algún deseo o eleva una plegaria a Dios, para pedir que todo encaje un poco más.

1. VIDAS FECUNDAS
“Cuando salieron, recorrieron las aldeas anunciando la buena noticia y curando enfermos” (Lc 9, 6)


Que sepa aprovechar los días, construir, plantar la semilla de algo bueno. Que sepa celebrar la vida.
Que me preocupe de cosas que verdaderamente merecen la pena.
Que deje una huella digna allá donde mis pasos me lleven.
Que, de algún modo, pueda irme vaciando de todo lo bueno que atesoro, al compartirlo con muchos.
No siempre será fácil, pero, ¿quién quiere la facilidad de las jaulas de oro?
¿En qué puede ser fecunda mi vida?
¿Qué llamadas, gritos, posibilidades, descubro en mi historia?

2. VIDAS GASTADAS
Lo mismo nosotros: cuando hayamos hecho cuanto nos han mandado, debemos decir: Somos siervos inútiles, sólo hemos cumplido nuestro deber. (Lc 17,10)


No sé si viviré mucho o poco. Pero, en lo que me toque vivir, que mis manos se manchen… como las manos del alfarero que trabaja el barro o las del panadero que hace el pan.
Que se rocen y se desgasten en el contacto con otras manos. Y quien dice manos, dice tanto: los pies, las entrañas, la inteligencia, los sentimientos, los gestos. Que no se quede mi cuerpo adormecido, indiferente, al margen de tanto y de tantos.
Que la vida se estreche en relaciones profundas, sólidas, humanas, tejiendo una manta que arrope las pesadillas de quienes hoy viven en la intemperie. Señor, que no se nos quede la vida a medias.
¿Cómo voy empleando mi tiempo, mi historia, mis días?
¿Voy aprendiendo a gastar los días de verdad?