- EL ESPÍRITU DE DIOS, LA COMUNIDAD FILEMÓN, PALESTRA Y LA IGLESIA.

El Espíritu de Dios es un viento que sopla en los corazones, las mentes y las realidades de los hombres desde siempre, ese Espíritu es el que bajó sobre Jesús en el Jordán cuando Juan lo bautizó, es el mismo que penetró en la coraza de fundamentalismo de Pablo de Tarso, camino a Damasco y lo dejó ciego para que viera su interior y sus acciones y luego para que viera la realidad del Plan de Salvación, el mismo espíritu que preso con Pablo lo vuelve a interpelar con la presencia de Onésimo, el marginado que se escapó buscando la libertad y que gracias a la agudeza espiritual de Pablo, mira la realidad de ese hombre y lo hace que vuelva a la casa de Filemón, no como marginado, sinó como hermano, toda una historia de salvación, de ocuparse del otro y de su dura realidad.
Eso propicia el Espíritu de Dios, el encuentro de realidades para que la verdad sea el camino a la Fe y para que la sanación de los males humanos sea curada.
El Espíritu de Dios estuvo en Caracas, cuando se fundó el Movimiento Palestra en el año 1961, y cuando llegó a Argentina en 1968, cuando Palestra llegó a Tucumán en 1970, cuando los primero dirigentes fueron a realizar el Motivador en Córdoba y Catamarca, para fundarlo luego en Tucumán en el 71, el Espíritu estuvo cuando en los 80 se comienza a moldear la Pastoral Juvenil Argentina y todo lo que trajo como consecuencia en su accionar, no solo como organismo de pastoral, sino lo que pasaba con la Iglesia en las distintas diócesis. Palestristas, fueron también en esos tiempos, artífices de muchas cosas.
Este período histórico es el tiempo en que los Obispos argentinos hicieron dos opciones pastorales que denominaron prioridades. La primera (1975-1980) fue Matrimonio y Familia.
La segunda (1980-1985) fue llamada Prioridad Pastoral Juventud. Su lema “Toda la Iglesia evangeliza a toda la juventud” se propuso dos tareas: conocer pastoralmente la realidad juvenil y desarrollar una evangelización que respondiese a esta realidad.
La pastoral juvenil fue la primera posibilidad de comenzar a recomponer la fractura profunda que significó para la Iglesia la pérdida - por muerte, alejamiento, desencanto, frustración, ocultamiento o miedo- de la generación juvenil protagonista del período 68-77.
Por otra parte, el resurgimiento de la pastoral de juventud se conectó con un creciente protagonismo de los movimientos laicales, comienza a ser un lugar de eclosión, y como ejemplos: Los grupos misioneros, los movimientos juveniles de sectores populares y marginales, las comunidades terapéuticas para recuperación de adictos, el creciente papel de la música en la pastoral, la atención a los jóvenes discapacitados, el redescubrimiento del mundo aborigen, la pastoral carcelaria, las pastorales universitarias y la atención al sector de lo político.
De la mano de la pastoral juvenil comienza un planteo de pastoral de los distintos sectores, que luego será asumido por las LPNE y que ha generado algunas redes de acción hoy consolidadas.
El Espíritu de Dios suscita todo este movimiento, y suscita en Palestra en 1985 a la Comunidad Filemón (llamado en esa época Centro Filemón), a pesar de las dificultades “legales” de si Palestra tenía que hacer esto o no, y de las excusas de todo tipo, (“no estamos preparados”, “es un campo de evangelización muy difícil”, “cuidado”, “es mucho riesgo”).
                               

El espíritu de Dios puede más que las excusas, miedos y trabas legales de los hombres. Se comienza a evangelizar el mundo de los marginados y a los menores con causas judiciales.
Es decir, suscitó que se desarrolle una evangelización que respondiese a la realidad de muchos adolescentes y jóvenes que penaban en los Institutos creados para, en muchos casos, marginarlos más. Empezamos a entender eso de; “Todo la Iglesia evangeliza a toda la juventud”.
    
A la fecha es imposible contar las peripecias de los discípulos del Espíritu Santo en esta Comunidad, sus propias y generosas reuniones y actividades dentro del Movimiento, los viajes a Tafí Viejo, lugar donde se encontraba el Hogar Agromecánico en Octubre del 86, todos los sábados o cuando se podía, durante años, limitados en lo económico, en lo técnico, con algunas ayudas profesionales, con los impedimentos hogareños hacia sus integrantes por los posibles riesgos, con las limitaciones personales, pero nunca limitados en la presencia de Dios, que allanaba todos los caminos y cuidaba como Padre a sus hijas e hijos que caminaban al encuentro de sus hermanos tras las rejas.
El que acompaño mucho a la comunidad fue el Padre Julito Rodríguez, hasta el día que murió, en el 2003. Todo un personaje el cura, prestaba su auto para todo, su casa, siempre estaba dispuesto a todo, un ejemplo de comprensión, acompañamiento y alegría por trabajar con esta realidad.
Al Agro se le sumaron los otros frentes para que Filemón incusionara a instancias del Espíritu Santo, a principios de los 90, se suman los Institutos Roca, Belgra y Goretti. 
Como no recordar a la generosidad de muchos Palestristas, que hacían la famosa “vaquita” para que pudieran viajar o hacer actividades que nadie se animaba, como el II Encuentro Regional de Pastoral Carcelaria en el Hogar San Alberto en Tafí Viejo, 31 de octubre y 1 de noviembre del año 91, hombres y mujeres que llegaron desde Córdoba a Jujuy para compartir experiencias en las cárceles e institutos.
                                 

O los viajes-aventuras de los Filemones a los Encuentros en otras provincias, y en especial el viaje al VII Encuentro Nacional en Santa Fe en un destartalado Citroen que los llevó y los trajo enteritos.
O en el IX Encuentro Nacional de Pastoral Carcelaria realizada en Tucumán, del 14 al 16 de octubre de 1995, con más de 800 personas llegadas de todo el país.
                                           
Como no acordarnos de aquellos como la Hermana Carmen Latonda o el cura Gabriel Carron, que nos sabía decir; “…la mano dura y la represión sólo conducen a una mayor violencia”, o “…Nosotros hacemos lo que podemos. Cambiamos el corazón. Pero si la sociedad no cambia el suyo, (estos hermanos) no van a poder salir del delito”.
Y en los comienzos de las experiencias de Motivadores, cuando se realizó en la Casa del Lorenzo Massa en el Cadillal en Primer Motivador para menores en situación de riesgo, en el año 1991. Y todos los PM que siguieron.
Tanto Espíritu de Dios para tantas cosas, para cambiar realidades que no conoceremos, de las historias personales y lo que la gracia hizo en esos chicos, en sus familias, en los policías, en los preceptores, jueces, funcionarios… esas semillas de Dios sembradas en tantos corazones.
Ese mismo Espíritu está ahora en el PM 5 de mujeres, actuando con sus soplos que calientan corazones, que curan heridas y duras realidades, que ayudan a transitar mejor la vida de estas hermanas ya marginadas muchas de ellas desde los vientres de sus madres.
Pero hay algo que aprendimos los Palestristas, ya sea en estas experiencias, como en las misiones, en la universidad, o en los distintos apostolados que tienen las Comunidades, y es que Dios y su Santo Espíritu no marginan, no criminalizan, no apuntan con el dedo, no le desean el mal a nadie.
Al contrario quiere que sepamos ser hermanos, que luego de quedar nosotros liberados en el Amor de Dios, volvamos a nuestras casas, como Onésimo, no como esclavos, sino como personas libres. Ese, será para nosotros, los frutos de esta Convivencia Comunitaria.
Camina bien querida Comunidad Filemón. Camina en el Espíritu de Dios. Porque mientras camines, muchos marginados podrán caminar hacia la libertad.
Flaco y Chupi.