- PALABRA DE MARÍA - Cuando vemos las cosas con los ojos de Dios descubrimos unos matices que antes nos pasaban desapercibidos. Y piensas en los demás. Te olvidas un poco de ti mismo.

De entrada: para quien cree en Dios todo es posible; para quien no, todo es ridículo. Como hablo a gente de fe: todo es posible. Lo de menos es cómo; lo importante es el qué. No desvelo nada del cómo para no desfigurar el qué.
Sería una suerte pasar un rato con María y hacer todas esas preguntas que uno siempre ha tenido en la cabeza y que nunca se ha atrevido a preguntar. Y escuchar las respuestas de sus labios con calma, con mucho silencio y con mucha paz. Al hilo de los textos bíblicos.

Por ejemplo, me gustaría preguntar:
Galilea, Nazaret, muchacha... ¿Por qué en las cosas de Dios todo suena tan sencillo?
Ciertamente. La sencillez preside el actuar de Dios. No buscó la sabiduría de Atenas, ni la fuerza de Roma, ni el lujo de Alejandría. El poder que aplasta, la sabiduría que desprecia y el lujo que deforma, no pueden cambiar el mundo. Solo desde la sencillez es posible encontrarse con Dios. Es el camino que Él ha elegido. Por eso Galilea, Nazaret, muchacha... Así es el actuar de Dios.
El corazón tiene razones que la razón no entiende. Me da la sensación de que en la respuesta pesó más el corazón que la razón.
Ambas cosas tuvieron importancia. Muchas de mis objeciones provenían de las cosas que no entendía. Trataba de buscar explicaciones lógicas. Pero descubrí que la lógica de Dios va por otro lado. Sus caminos y sus planes son distintos de los nuestros. El tiempo, que pone las cosas en su sitio, siempre acaba por dar la razón a Dios.
No temas, alegría... Dios parece que no tiene esa cara que le pintamos, de tristeza y de temor.
Así es. Cuando el miedo a lo desconocido y el temor ante lo inexplicable pueden echar para atrás, sirve de alivio descubrir el i valor de la alegría. No temas, María: esas ! palabras me hicieron mucho bien. Primero, porque uno renace cada vez que pronuncian su nombre; Dios me llamaba como me nombraban mis seres más queridos. Además, esa invitación a dejar atrás todo temor me dio mucha fuerza: cuando se ama, los temores desaparecen. Era una muchacha y en esa etapa de la vida el amor es uno de los motores.
Ser Madre ya es un regalo. Ser Madre de Dios es...
El regalo de todos los regalos. Ser madre es lo más maravilloso porque formas parte de la gran cadena de transmisión de la vida. Colaborar con el plan de Dios me hizo inmensamente feliz. Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, siempre distinto y siempre maravilloso. Lo que más me impresionó no fue descubrir el camino que tenía para mí, sino caer en la cuenta precisamente de esto: que Dios nace cada vez que correspondemos a su generosidad.
No todo sería tan fácil como parece. Habría resistencias...
Las hubo y muchas. ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? ¿Quién soy yo? ¿Cómo puede ser? Solo cuando dejé que Dios tuviera completo protagonismo el camino se hizo recto. En las cosas de Dios el principal problema no suele ser lo que El nos pide, sino lo que nosotros le respondemos. Por eso es tan importante descubrir quién lleva la voz cantante, si Él o nosotros. Cuando adquirimos un protagonismo excesivo lo pequeño se hace grande; cuando Dios ocupa el centro lo que parece muy grande se convierte en algo muy pequeño. Si lo quiere así, así será.
Nada es imposible para Dios...
Eso es. Nada es imposible. Los imposibles para Él siempre son posibles.
Aquí estoy. Esa es la mejor respuesta...
En esto conecto con la mejor tradición de mi pueblo en la respuesta a Dios. Todos los grandes personajes de la historia de mi pueblo respondieron sí a Dios. A cada uno le pedía algo distinto, pero todos respondieron de la misma manera. En mi caso fue igual.
Seguimos con la conversación. En camino y con prontitud...
Las cosas de Dios siempre tienen más de una lectura. El encuentro con Dios no nos encierra en nosotros mismos. Cuando vemos las cosas con los ojos de Dios descubrimos unos matices que antes nos pasaban desapercibidos. Y piensas en los demás. Te olvidas un poco de ti mismo. Cuando Dios te da valor, los temores se esfuman. Y te pones en camino. Y lo haces con prontitud y te alegras de los gozos de los demás. El gozo de mi prima, compartirlo, estar a su lado era una buena razón para salir. Y con rapidez.
A lo mejor es traer un poco las cosas por los pelos, pero el camino tiraba hacia el sur...
Los caminos de Dios siempre tiran para los necesitados. Sí, se puede decir que miran al sur, que llevan al que te necesita. Y quien me necesita era Isabel. Volvemos a lo de antes: si te pones en el centro de tu vida tus problemas, tus preocupaciones, tus cosilllas... impiden que veas la situación de los demás. Ver la vida con los ojos de Dios, te hace generoso, como generoso es Él. Por eso es muy sabio ponerse en camino: te olvidas de lo tuyo y piensas en el camino y en los demás.
Zacarías e Isabel. También dos personas sencillas...
Y ancianas. Y desbordadas. Buena gente que también respondió a Dios con todas las consecuencias. Alegres por el niño que nacía pero con un cierto miedo al futuro. Pero gozosas ante el regalo que Dios les había hecho. El gozo de descubrir un regalo de Dios pesa más que todo lo demás. Mi visita tenía tanto de ayuda cuanto de alegría compartida.
No sé la cara que se te quedó cuando tu prima te dijo aquello de bendita tú entre todas las mujeres...
Ruborizada. No me lo esperaba. Pero me lo tomé como un cumplido para mi Señor.

Iris de Paz - Miércoles 22 de Junio del 2011