Cuando algunos hermanos nos encontramos en la calle, en una casa de amigos comunes o cualquier lugar, surgen las preguntas de rigor; de cómo estamos, que andamos haciendo, como nos sentimos, como están los estudios, el trabajo, la novia/o, la familia, los hijos.
Y si alguno de ellos ha dejado de ir a las reuniones por distintos motivos, inevitablemente surgen respuestas, excusas, verdades o pareceres o simplemente formas de ver las cosas.
Podríamos imaginarnos una de esas charlas;
- Fui durante muchos años a las reuniones y actividades y habré escuchado cientos de charlas, reflexiones, revisiones de vida, espiritualidades, homilías y tantas cosas. Al Principio fue bueno, pero luego se fue apagando el fuego y todo era monótono, y con el tiempo me aburrió, terminé yéndome.
- A mi me pasó lo mismo, pero yo, en realidad buscaba otras cosas, creo... todavía no las encontré.
- Creo que esperaba siempre el impacto, la sorpresa, la motivación constante, el golpe para que caiga, pero en realidad no tomaba en serio los regalos de Jesús en las reuniones. Esperaba siempre la “caída del caballo”.
Yo sigo perseverando, pero tiene mucho de inercia, de costumbre, y no estoy multiplicando, no estoy siendo discípulo comprometido.
La rueda y la conversación giraron sobre este tema y otros.
- Uno de ellos, dijo, como pensando;
“Todavía vivo con mis viejos y en todos estos años, mi madre me cocinó miles de distintas comidas, de las cuales ni me acuerdo, si razono como estamos pensando, mi vida sería muy aburrida, monótona, hasta triste. Pero, ahora tomo conciencia de esto, es más, siempre lo supe, todas esas comidas me alimentaron, me sirvieron, me mantuvieron vivo, para poder hacer muchas cosas que me hacen bien”.
En las cosas comunitarias del Movimiento, actividades formativas, espirituales, sacramentales, en las reuniones de todas las semanas, pasa lo mismo, cuando no descubrimos la esencia, el centro del cual nos alimentamos, terminamos creyendo que; ir a las reuniones, hacer todo eso, luego de un tiempo pasa a ser aburrido, monótono, y se termina pensando que terminó una etapa y muchas otras cosas.
En realidad, la idea de escribir esto es ayudarlos a mirar bien los regalos que Dios nos hace a diario, y dar gracias a Dios, por muchos hermanos Palestristas que por diversos motivos no perseveran como quisieran, no pueden o simplemente no quieren.
Dar gracias a Dios por su tiempo, sus ganas, sus carismas, sus talentos puestos en común, para que lo que tenemos y hacemos ahora tenga el reconocimiento que Dios actuó a través de uds. y que son parte importante de nuestra vida Comunitaria, de nuestra vida de Movimiento.
Y aprovechamos para invitarlos a participar en algunas actividades que les llevará unos momentos en sus vidas; por ejemplo; nos faltan dos Motivadores de la Etapa Joven, que se realizarán en Septiembre-octubre, en esta semana comienza el Iniciador para ellos y también algunas actividades para festejar los 40 AÑOS DE PALESTRA EN TUCUMÁN.
De todo esto los tendremos al tanto por medio del InfoPalestra, el cual pedimos lo reenvíen a todos los Palestristas que conozcan o vean.
Por eso, Señor Jesús, por eso querido San Pablo, te pedimos por todos ellos, por sus familias, hijos, trabajos, sueños y proyectos, por su vida, por su alimento.