“A través de los estudios universitarios se abre ante uds el maravilloso mundo de la ciencia humana en sus múltiples ramas. A la vez con esta ciencia del mundo se desarrolla ciertamente también su autoconocimiento. Ustedes se plantean seguramente ya desde hace mucho tiempo este interrogante:
"¿Quién soy?". Esta es la pregunta, diría, más interesante. El interrogante fundamental.
¿Con qué medida medir al hombre? ¿Medirlo con la medida de las fuerzas físicas de que dispone? ¿O medirlo con la medida de los sentidos que le permiten el contacto con el mundo exterior? O bien, ¿medirlo con la medida de la inteligencia que se comprueba a través de diversos tests o exámenes?
La respuesta de hoy, señala dos medidas: es necesario medir al hombre con la medida del "corazón"... El corazón, en el lenguaje bíblico, significa la interioridad espiritual del hombre, significa en particular la conciencia...
Es necesario, pues, medir al hombre con la medida de la conciencia, con la medida del espíritu abierto hacia Dios. Sólo el Espíritu Santo puede "llenar" este corazón, esto es, conducirlo a realizarse a través del amor y la sabiduría”.
Homilia de Juan Pablo II en Varsovia - 1979