“El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”.
En mis 3 años en Palestra, una de las cosas que quizás me ha marcado como persona y como Palestrista es el Servicio. Todos los Palestristas estamos siempre llamados a servir. No importa qué tipo de servicio nos toque, sabemos que es importante siempre y cuando lo hagamos con amor y con la única intención de agradar a Dios. Eso era lo que yo sabía, pero ¡Es totalmente distinto cuando se empieza a vivirlo!.
Un día, estaba pensando justamente sobre este tema y me surgió una duda de cuánto he aprendido a través del Servicio. Fue ahí donde me enteré que en realidad el servicio me ha enseñado más de lo que yo pude haber imaginado, sabía que había aprendido infinidad de cosas nuevas, cosas que necesité y cosas que tal vez voy a necesitar más adelante. Yo sabía que Dios me había cambiado a través de algo tan simple como servirle.

Una de las lecciones más importantes que aprendí y que quizás aún no he asimilado totalmente, pero que corroboro cada vez más: “Dios no elige a los capacitados, Capacita a los que elige”.
Han sido un sin número de veces las que he logrado corroborar en mí y en otras personas, esa frase que he oído de varios Palestristas. ¡Dios se hace grande en nuestras debilidades! Luego de pasar pensando, planeando, haciendo algo y luego ver que no salió como pensamos que iba a salir, sino que salió mucho mejor, ¡Salió como Dios quería que saliera! (muchas veces me costó entenderlo, pero fue ahí cuando entendí que él me CAPACITA, nos capacita para algo mejor).
La primera excusa que nos damos para no servir es siempre la misma: El Tiempo. Pero yo mismo he sido testigo de que Dios se encarga de multiplicar el tiempo y de acomodar las actividades para que uno pueda realmente dedicar un ratito a algo que es mucho más importante. Una de las frases que en mi comunidad siempre han dicho: “Encárgate de mis asuntos que yo me encargaré de los tuyos” se ha convertido en una de mis favoritas, porque esa promesa ha sido cumplida en millares de ocasiones, de maneras tan increíbles. Yo los considero como pequeños milagros, después de todo, ¿no es Dios el dueño del tiempo?.
Desde mis inicios en mi Comunidad Saulo, pasando por Retaguardia y Finanzas, la Cocina del PM 84 y actualmente en Secretaría he conocido equipos distintos y también he aprendido mucho de ellos.
He llegado a conocer mucho mejor y compartir con muchos de mis hermanos y hermanas gracias a esto. Los equipos de servicio siempre se complementan de una manera indescriptible porque cada uno tiene diferentes cualidades y capacidades, y me llena de mucha dicha ver que no estoy solo y que puedo contar con ellos. ¡No hay ningún talento que se desperdicie!.
Sé bien que he aprendido otras cosas, pero ni siquiera sería capaz de numerarlas, sólo sé que tengo que ponerlas en práctica. En realidad el poder servir es un regalo y una bendición, sin importar el tipo de servicio.
Sé que no sólo yo he vivido estas cosas, sino que es parte de lo que todos vivimos en Palestra, eso justamente es lo que lo hace tan especial, porque lo puedo ver a través de todos y todas los Palestristas.
Como Movimiento somos inexcusables desde nuestro PM, no podemos callar lo que hemos visto y oído, no podemos dejar de servir, para eso ESTAMOS. Motivar, captar, luchar, permanecer son algunas de las tantas acciones que en nuestro ESTADIO de servicio no pueden faltar.
Unidos como Palestristas, nuestro camino de servicio es más fácil, más llevadero, más tranquilo y sin dudas un camino que al llegar a la meta tendrá sus grandes frutos. Un final feliz, un final de santidad, fe y amor.
Matute Costilla - Comunidad Saulo - PM 78
