No terminamos nunca de
construir, de hacer, de inventar. Palabras, citas, amistades, proyectos,
esfuerzos, preguntas… todo eso forma parte del quehacer cotidiano.
Por el
camino toca levantar paredes, abrir puertas, tirar algún que otro tabique que
nos separa a unos de otros. Y así está más que bien. Algún día pararemos, si
faltan las fuerzas o los motivos. Pero no ahora.
Ahora es aún tiempo de pintar,
construir, cavar, sembrar, recolectar, escribir e imaginar. Nadie debería
llegar, demasiado pronto, a un punto en el que sienta que ya lo ha hecho todo.
Hay tanto por hacer, tanto por vivir, tanto por ir descubriendo y reconociendo…
NUESTROS PEQUEÑOS GRANDES LOGROS - «Para ello trabajo y
peleo, con la energía suya que actúa eficazmente en mí» (Col 1,29)
Uno piensa en los
constructores de las pirámides o de grandes obras como el Taj-Majal, obras
milenarias que perdurarán en la memoria de la humanidad… y al lado de eso todo
parece efímero.
Uno podría pensar que poco va a significar la propia vida. Poco mis sueños, mis desvelos, mis estudios, mis noches sin pegar ojo por las preocupaciones cotidianas. Poco mis decisiones, mis amores, mis renuncias…
Pero no es verdad. No es poco. Es todo, a ojos de un Dios para quien, cada uno de nosotros, somos la niña de sus ojos. Mi vida, mis sueños, mis logros, mis éxitos y fracasos, todo ello importa. Aunque no siempre lo veamos. Y porque importa, merece la pena intentar que sea, de algún modo, eterno.
Uno podría pensar que poco va a significar la propia vida. Poco mis sueños, mis desvelos, mis estudios, mis noches sin pegar ojo por las preocupaciones cotidianas. Poco mis decisiones, mis amores, mis renuncias…
Pero no es verdad. No es poco. Es todo, a ojos de un Dios para quien, cada uno de nosotros, somos la niña de sus ojos. Mi vida, mis sueños, mis logros, mis éxitos y fracasos, todo ello importa. Aunque no siempre lo veamos. Y porque importa, merece la pena intentar que sea, de algún modo, eterno.
¿Qué puedo hacer?
¿Qué espero hacer?
¿Qué quiero hacer con mi
vida?
MI PARCELA DE TIEMPO - «Todo tiene su tiempo y sazón, todas las
tareas bajo el sol» (Ecc, 3,1)
Yo no sé si es mucho o poco el tiempo de que
dispongo. No sé si mis años se contarán como largos o cortos. Y así está bien.
No saber, imaginar, proyectar, pero siendo conscientes de lo limitado de
nuestro tiempo. Ese es el límite. Una vida. Una.
Y en ese límite, me toca ser
artista, creador, amante, hermano, escribir páginas hermosas, encender fuego
que ilumine este pedazo de mundo que mis pies caminan.
No puedo darle mucha
importancia a mi vida, ni muy poca. La justa. Haciendo que cada día y cada hora
importe.