Llega a veces con motivo, o incluso, sin él. Te sientes en el límite, sin fuerzas, sin ganas. La pelea de cada día te pilla en baja forma.
Te da el bajón, y te preguntas para qué tanto esfuerzo, si no sería mejor tirar por la calle del medio, romper la baraja y sentarte a dormir.
En distintas etapas puede llegar el cansancio. El estudiante en mitad del curso, cuando parece que las horas dedicadas no rinden y se oscurecen los motivos.
Los enamorados, cuando se va enfriando la intensidad primera y empieza a asomar la rutina.
El trabajador, hastiado, quizás por entrar una y otra vez en los mismos ciclos vitales. El que llega al final de los días fatigado y con ganas de tirar la toalla.
¿Qué hacer con ese cansancio que no encuentra reposo?
AFLOJAR – “Jesús les dijo: - Ustedes vengan aparte, a un paraje despoblado, a descansar un rato. Pues los que iban y venían eran tantos, que no les quedaba tiempo ni para comer.” (Mc 6,31)
Todos necesitamos algunos momentos de aflojar un poco. Ritmo, trabajo, exigencia… En ocasiones, en algunos aspectos de la vida, uno necesita descansar. Respirar hondo. Rezar. Darse un paseo. Leer una novela. Irse a tomar un café con los amigos.
Desenterrar motivos. Burlarse de la propia intensidad. Darse alguna tregua. Sin maximalismos. Sin apuestas a todo o nada. Sin tragedia. Es tan solo buscar un cierto equilibrio.
Peleando las batallas de cada día, y sin hacer demasiada leña de la situación.
¿Descansas lo suficiente?
¿Eres consciente de tus propios límites?
DEJARSE CUIDAR – “Jesús les dijo: Vengan a mí los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré.” (Mt 11,28)
Y al tiempo, conviene pedir ayuda. O compartir la fatiga. Compartir el desaliento, que no necesitamos ser héroes. Decirle a alguien: “Ando flojito”, incluso aunque te parezca que tus motivos son ridículos visto lo que hay por ahí.
Dios mismo nos invita a acudir a él, a confiar, a sentir que él pelea de nuestro lado. Y nos invita a abrirnos a los otros, hoy con brazos que piden que alguien tire de ti, otros días con brazos que habrán de seguir levantando a otros.
¿Sabes pedir ayuda, compartir los momentos de bajón?