Uno podría pensar que es mejor no implicarse con casi nada. Utilizar mucho la cabeza y el bolsillo, y proteger el corazón. Porque es turbulento, voluble y frágil, y a veces nos lleva por la calle de la incertidumbre. Pero luego imaginas lo que sería una vida sin poner el corazón en juego, y te ves frío, autómata, calculador… ¿Y quién quiere eso? Es verdad que a veces sufriremos. Pero la vida son cuatro días, y Dios no nos ha creado para la gelidez, sino para la pasión profunda de quien apuesta.
¿DE QUIÉN ES PARTIDARIO MI CORAZÓN? – “Donde está tu tesoro allí está tu corazón.” (Mt 6, 23)
De vez en cuando conviene volver a hacerse esa pregunta. ¿Dónde pongo las expectativas, los anhelos, las ilusiones? Si es en un espejo o es en un fajo de billetes, o en la comodidad o la diversión. O en los aplausos, o el éxito. O en algunos nombres. O en la fe. Y la justicia. Y la gente.
Es importante saber qué es lo que me llena, lo que me inquieta, lo que me ocupa y me preocupa, a lo que le doy la oportunidad de quitarme la tranquilidad. Porque ahí es donde estoy viviendo con más implicación.
¿Dónde está hoy tu corazón?
AMOR YA CORRESPONDIDO – “No temas, que yo te he elegido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío. Eres precioso a mis ojos, y yo te amo.” (Is 43, 1-4)
A veces uno necesita oír una declaración de amor. Una declaración de que hay alguien, Alguien, que siempre está ahí para mí, conmigo. De que el amor, en mi vida, ya está sembrado. De que cuando me levanto, cuando me siento solo, cuando estoy con otros, cuando me enamoro o cuando se me rompe el corazón.
Cuando me siento como un volcán, cuando soy feliz y cuando mi vida es drama, cuando la fe flaquea o cuando es firme, cuando los motivos tiran de mí o cuando parecen difuminarse… siempre, siempre, hay quien me ama primero.
Déjate envolver por esa confirmación, de que Alguien te ama…
«Ámame más, Señor, para quererte».
Búscame más, para mejor hallarte.
Desasosiégame, por no buscarte.
Desasosiégame, por retenerte.
Pódame más, para más florecerte.
Desnúdame, para no disfrazarte.
Enséñame a acoger, para esperarte.
Mírame en todos, para en todos verte.
¡Por los que no han sabido sospecharte,
por los que tienen miedo de encontrarte,
por los que piensan que ya te han perdido,
por todos los que esperas en la muerte,
quiero cantarte, Amor, agradecido,
porque siempre acabamos por vencerte!
Pedro Casaldáliga
