COMISIÓN FE (Formación y Espiritualidad)
Queridos Hermanos:
Les enviamos la cartilla de formación del mes de MAYO. Esperamos que puedan trabajarla en sus comunidades y puedan profundizarla individualmente.
ESPIRITUALIDAD
Haciendo una mirada a nuestro interior, nos situemos en nuestro PM: Parados a mitad de nuestras vidas, subimos a una montaña para conversar con Dios. Para estar más cerca de Él. Para reencontrarnos con ese yo que estaba perdido en vaya a saber que cosas del mundo.
Y Dios habló...
Sólo cada uno de nosotros sabemos que nos fue diciendo. Como fue pasando revista por nuestras vidas. Como nos mostró su eterna compañía, sin que lo notáramos muchas de las veces. Fue el momento donde se diluyo nuestra máscara, quizás por primera vez, nos estábamos mostrando verdaderos, humildes, enteros, en definitiva, nosotros mismos. Tuvo palabras de perdón, de misericordia, de aliento, de consuelo, de alegría, de reencuentro, de Amor...
Y Dios escuchó...
Cada una de nuestras miserias, nuestras tristezas y sinsabores de todos los días. Nuestro pasado no querido. El arrepentimiento. El dolor. La desesperación. Los fracasos. Los anhelos. El querer cambiar...
Y Dios se alegró...
Por haberte creado tan necesitado de su Amor y comprensión. Por dejarte ganar por su generosidad. Por tu inocencia. Por que volviste a su Casa, a sus Brazos, a Él...
Y Dios Festejó...
Tu alegría, que es su Alegría. Tus ganas de vivir. La renovación de la confianza que Él puso en vos. Las ganas de cambiar el mundo, de contagiar a todos, de modificar tus ambientes, de Amar hasta Morir...
Y Dios te Comprometió...
Después de haber visto que todo lo que te estaba pasando era muy bueno, por que era movido por el Amor de su Espíritu, te mostró que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Pero esa felicidad tenía un sabor distinto. Por un lado se hablaba de plenitud, de integración, de totalidad. Por otro lado, se te mencionaba el sufrimiento para poder conseguirla. Porque para resucitar, primero hay que morir. Y morir, duele. Porque humanamente no es agradable. Y fue en ese preciso instante, que escuchamos de la misma boca de Jesús esa invitación: “Quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y me siga”
Y se escucho salir de nuestros labios, una promesa: SI SEÑOR, YO TE SIGO.
FORMACIÓN
Conversión y Seguimiento; «Simón Pedro, ¿me amas?... Sí, Señor... Sígueme... (Jn 21).
Nos sucede a menudo que los árboles no nos dejan ver el bosque. Eso también suele acontecer en la espiritualidad. Para muchos católicos, esta palabra evoca multitud de exigencias, de iniciaciones, de nociones teológicas, que terminan por encubrir su núcleo simple y esencial. Otros parecen confundir tal o cual «árbol» importante con el «bosque». Identifican la espiritualidad con la oración, o con la cruz, o con la entrega a los demás...
El Evangelio nos revela la raíz de toda espiritualidad. Nos enseña que ser discípulo de Jesús es seguirlo, y que en eso consiste la vida cristiana.
Jesús exigió fundamentalmente el seguimiento, y todo nuestro cristianismo se construye sobre nuestra respuesta a esta llamada.
Es Jesús que nos pregunta si lo amamos, nosotros que respondemos que sí, El que nos invita a seguirlo. («Simón Pedro, ¿me amas?... Sí, Señor... Entonces sígueme...» (Jn 21). Eso es todo. Así de simple. Ignorantes, llenos de defectos, Jesús nos conducirá a la santidad, a condición que comencemos por amarlo y que tengamos el valor de ir en su seguimiento.