Decíamos en la entrada anterior sobre la Peregrinación de la Juventud del domingo 3 de septiembre de 2006 que las distintas maneras de peregrinar tienen algo en común; encontrarse con Dios y dialogar con los hermanos. Un signo importante para que no quede solamente en las horas transcurridas llenas de emociones, risas, cantos, rezos, alientos. Y ahora?
Toda experiencia deja un caudal de enseñanzas, impresiones interiores y conocimientos tanto de uno mismo en cuanto a persona, valores y en cuanto a lo que nos rodea, otras personas, ambientes concretos y situaciones de toda índole.
El caminar, pregrinar, dialogar, son signos palpables de esta experiencia. Ahora volvemos a nuestra casa, “la que Dios prometió cuidar” mientras visitábamos su templo.
Y ahora?, seremos los mismos?, seguiremos en la misma? Tendrá sentido proyectar toda esa vivencia en aquello que me concierne a mí y la comunidad?.
Como estudiante, como trabajador, como hijo, hermano, compañero seré el mismo?, o pondre en acción todo aquello que saqué de este caminar hacia la casa del Padre.
Ahora, caminare otros lugares, otros ambientes, donde el diálogo parece imposible, que no existe, que cuando lo quieres hacer da la impresión que hablas solo. Pero en realidad no es así. Quien te acompaña es el mismo Dios, es María, son tus compañeros de grupo, de parroquia, de Comunidad, de Movimiento, no estás solo, como no estuviste solo en la Peregrinación.
Valorar tu experiencia de ese día, tu cansancio, tu alegría, los momentos, la presencia amorosa de Dios te hace sentir un ser que tiene la necesidad de dialogar, para lo cual tendrás que saber escuchar, comprender, ponerte en el lugar del otro, atenderlo, ocuparte. Porque estás parado en la roca, que es Cristo en el que crees.
Que la del domingo no sea una peregrinación más, que no sea una colección de actividades reflejadas en fotos y anécdotas y nada más, que sea una experiencia interior, de cambio, de mejorarte, para que otros mejoren, para que otros, tus projimos aprendar a caminar y a dialogar.
Cuando te ocupes de las cosas de Dios, El se ocupará de tus cosas, ninguno codiciará tus bienes, tus proyectos, tu vida, no se desperdiciarán, al contrario aumentarán, porque has caminado delante de Dios.