ALEGRENSE EN EL SEÑOR!!!!!... Ayer fuimos testigos del milagro de la vida... un hermano y viejo soñador nos llevo a través del tiempo a contemplar un nacimiento único, nos llevo a contemplar el inicio del fuego eterno... el inicio de una ardua batalla por la conquista de un noble ideal... batalla que solo tendría una única condición: ser soñador... ser un luchador.
Nuestras miradas brillaban por la luz de tan inmenso fuego que sus ojos irradiaban al hablar... nuestro corazón ardía, y las ganas de continuar en este camino recién comenzado por nosotros, aumentaban mas y mas...
Así fuimos una vez mas cautivados por nuestro Señor....alguien nos contaba una hermosa historia de amor nacida en tiempos de guerra... donde sus soldados batallaban sin dudar, entregaban sin medir, corrían enormes riesgos pero con la mirada siempre puesta en lo alto y en seguida... quisimos vivirla...
Era tarde y las voces no callaban, las risas no disminuían, el fuego estaba encendido... y lo estábamos alimentando para que no se apagara.
Y así una vez más nos dimos cuenta que como de costumbre nada es casualidad, Jesús estuvo ahí, Él nos había reunido y tuvo nuevamente una delicadeza, delicadeza como las que tienen los enamorados que solo buscan conquistar a su enamorada.
Él había elegido REVIVIR en nosotros el nacimiento de nuestro amado movimiento, pero no en cualquier día, lo eligió perfectamente, eligió hacerlo en vísperas de un día muy importante para nosotros los palestritas, en vísperas del día de nuestro Santo Patrono del GROSSO PABLO.
Pablo fue un enamorado también, pero nunca anduvo con muchas vueltas, se enamoró del Señor y lucho incansablemente hasta llegar a Él.
Nuestro modelo fue protagonista de una hermosa historia de amor queridos chicos y chicas, queridos viejis y no tan viejis... ésta, ÉSTA ES NUESTRA FIESTA.
Saulo fue un alto soñador, un luchador incansable, nunca fue un tibio, siempre ardió y marcó al que estaba cerca..... en estas vísperas renovemos las fuerzas, atrevámonos a soñar, ANIMÉMONOS A DAR LA VIDA POR EL EVANGELIO.
Autora: Marta Ponce de León en las vísperas de la Fiesta de San Pedro y San Pablo.