¿A DÓNDE ESTAMOS HUYENDO?

Una reflexión de Chuang-Tzu, hace 2.500 años. Cuenta que una persona quedaba tan perturbada al contemplar su sombra y malhumorada con sus huellas, que pensó que era mejor librarse de ambas cosas.
Utilizó el método de la fuga. Se levantó y se puso a correr, pero siempre que ponía su pie en la tierra aparecía la huella, y la sombra lo seguía sin la menor dificultad.
Lo atribuyó a que no estaba corriendo como debía. Entonces se puso a correr más, sin parar… hasta que cayó muerto.
Su error; no haberse dado cuenta de que sólo con pisar en un lugar sombrío, su sombra hubiera desaparecido, y que si se hubiera quedado quieto, ya no habría habido más huellas que le siguieran…

¿No es eso lo que se impone hacer hoy? ¿Hacer una parada? Está ahí el secreto de la felicidad y de la ansiada paz interior.?
Una de las características del momento actual es la aceleración del tiempo. El espacio terrestre lo hemos conquistado todo, pero el tiempo continúa siendo el gran desafío. ¿Podremos dominarlo?
La carrera contra él se da en todas las esferas. En cada olimpiada se busca superar los tiempos anteriores. Los automóviles deben ser más veloces, los aviones y las naves espaciales tienen que superar a la generación anterior.
El agronegocio utiliza abonos químicos de crecimiento para acortar el tiempo y aumentar el lucro. Internet funciona a altísima velocidad, sin cables, para ganar tiempo se hace vía satélite.
La aceleración ha alcanzado a las bolsas. Cuanto más rápidamente se transfieren capitales de un mercado a otro, teniendo en cuenta el huso horario, más se puede ganar. “El tiempo es oro”.
No podemos detenerlo, en todo este proceso hay un elemento liberador. Produce un impacto sobre la naturaleza, que tiene sus tempos y sus ciclos. El impacto no es menor sobre las personas, que se sienten confundidas, en particular las de más edad, pierden los parámetros de orientación y de análisis de lo que está ocurriendo en el mundo y consigo mismas.

¿Vale la pena esta carrera imparable? ¿Hacia dónde estamos huyendo?
¡Y aquellos que no se adaptan a los tiempos! En el trabajo, son expulsados, pues sus habilidades quedan obsoletas. Los que no se actualizan, pierden el ritmo y son considerados precozmente envejecidos o atrasados.
Ocurre con países enteros, los que no incorporan los avances de la tecnociencia son del Tercer o Cuarto mundo. Todos están obligados a modernizarse rápidamente y a ser países emergentes.
¿A donde nos llevará esta carrera contra el tiempo? Éste siempre nos gana, pues no podemos congelarlo. Simplemente, pasa.

Pero es importante considerar que hay tiempos y tiempos.
El tiempo natural de crecimiento de un árbol puede demorar 50, 100 años. El tiempo tecnológico para derribarlo con la motosierra dura sólo 5 minutos. Bosques de miles de años, son talados en horas por las topadoras y las cadenas.
¿Cuánto tiempo necesitamos para crecer en madurez, en sabiduría, y para conquistar el propio corazón? A veces una vida entera de 80 años es demasiado corta…
El tiempo interior no obedece al tiempo del reloj. Necesitamos tiempo para trabajar nuestros conflictos interiores; a veces, esos conflictos nos obligan incluso a detenernos.
Tiempo de vacaciones, sinonimo de aceleramiento, de querer ganarle al tiempo. No será sabio, detenernos un momento y repensar lo que vamos a hacer este año con los estudios, la familia, el trabajo, la sociedad, mi provincia, mis projimos.?
No será tiempo de “caernos de nuestros caballos?”. Y llegar a “Damasco” ciego y desorientado, pero para salir con la vista limpia, sin escamas.?
LB - Koinomia