- LAS CARETAS CON QUE VIVIMOS.

En los carnavales o fiestas algunos se disfrazan de aquello que habrían querido ser y no han sido, se apropian de personajes, o buscan ocultarse para conseguir impunidad y anonimato a su conducta.
En la vida diaria podemos usar, entre otras, distintas caretas: la negra, la negra con purpurina, la brillante y la transparente.

- La careta negra es la de quien se ve y se muestra en negativo. Quizás reconozca en sí algún rasgo positivo "pero"... siempre relativiza y neutraliza lo positivo. La imagen de estas personas se estructura a partir de lo negativo y de sus carencias. Si nadie le ayuda a encontrar su caudal positivo, dudará de sí mismo y se hundirá en la negrura de su imagen negativa.
- La careta negra con purpurina la portan quienes se supervaloran para defenderse de lo negativo. Ellos se reconocen con sombras y luces pero la forma de defenderse es lo que hace decir a los otros que son muy orgullosos, que viven sobre zancos, son vanidosos, son personas sin una autoestima real.
- La careta brillante se la encajan quienes se sobrestiman. Tienen un concepto muy elevado de sí mismos y se afanan para que los otros les vean brillar. Su vida se organiza en torno al "éxito social".
El origen pudo ser un ambiente familiar preocupado por el éxito, en el que se le valoró por sus triunfos sociales, escolares, deportivos, sin que importasen los medios empleados o su auténtica personalidad. Se puso el acento sobre el "parecer" y no sobre el "ser".
Esta influencia se acentuó por un sistema educativo y social que valora el éxito intelectual (culto a los títulos) y el éxito social (culto a la carrera, a las relaciones, a la buena posición).
Dentro de estos ambientes el niño, el joven y más tarde el adulto no se estructura sobre "lo que es" sino sobre lo que los demás aplauden.
No se apoya en sus propios cimientos sino en la quebradiza opinión de los otros. No se preocupa de su realización personal sino de su actuación teatral y su hambre de aplausos.


Detrás de estas caretas hay inseguridad subconsciente, una personalidad sin cimiento. Esta inseguridad se compensa con los éxitos, o con apariencia de virtud, que también es un “éxito”.
La relación con los demás no es armoniosa, desprecian a los débiles, a los que no tienen éxito.
Hay "dependencia" en personas, cuyas opiniones pesan en su vida. Hay "incapacidad para aceptar la interpelación de los otros" porque falta solidez interior.
La respuesta a quienes les cuestionan es la ironía, el desprecio, la suficiencia, la justificación o la prepotencia, la humillación.
- La careta transparente, corresponde a quienes tienen una imagen normal, ajustada a lo que uno es realmente. Personas echas de riquezas y sombras. Pueden caer en la tentación de aplicarse algún colorín pasajero, pero se desmaquillan con rapidez cuando se detectan embadurnados. Su verdad de fondo les sirve de guía.
Frente a los otros no tienen dificultad en reconocer tanto sus riquezas como sus límites.
La percepción de su imagen no es rígida ni fija. Su imagen cambia y evoluciona porque integran en ella los elementos nuevos, consecuencia de descubrimientos, vivencias y sus experiencias.
Son capaces de discernir el valor de sus actos y de sus actitudes sin alienarse a los otros y al ambiente. Piensan, son libres, tienen autodisciplina, se apoyan en la vida comunitaria, en las interrelaciones.
Menos protegidos porque no ocultan su personalidad, se suelen sentir más felices dentro de la naturalidad y verdad de sus sonrisas o de sus arrugas.

¿En este tiempo de Cuaresma, de reflexión, de pensar, de discernir, de andar en el desierto interior, que careta poseo.?. Puedo cambiar o mejorar la que tengo?.
Sobre un Texto de Jairo del Agua.