Pablo de Tarso, ante la visión de Jesús, fiel a su personalidad, dice; “que debo hacer Señor?” Hechos 22, 9.
Todo un ejemplo de disposición, pero inteligente, porque piensa y cambia su manera de percibir y ver las cosas y se amolda a la vida, a la Resurrección, al Hombre Nuevo que comienza a adueñarse de el, sin esclavizarlo ni anularlo.
Todo un ejemplo de disposición, pero inteligente, porque piensa y cambia su manera de percibir y ver las cosas y se amolda a la vida, a la Resurrección, al Hombre Nuevo que comienza a adueñarse de el, sin esclavizarlo ni anularlo.
Lo hace libre para vivir, asumir su vocación, predicar, para misionar, para quebrar fronteras, para entender que el mensaje liberador de Jesús es para TODOS, judíos, paganos, griegos. Eso es lo central; presentar a Jesús y su mensaje y su manera de vivir y hacer las cosas a TODOS.
Cuando salgamos del submarino, de la burbuja, de la sacristía, del salón de reuniones a encontrarnos con la gente, con el leproso, la prostituta, el recaudador, la samaritana, el pagano, el negro, el homosexual, el piquetero, el divorciado, el juntado, el progre, el teólogo de la liberación, el tercermundista, el de la Comunidad Eclesial de Base, el Villero, estaremos haciendo Iglesia, Movimiento, Parroquia, Comunidad.
Encontrarnos y hablarles del maestro, el hermano, el que no hace diferencias, el que ve el corazón y las actitudes, no la vestimenta, ni como habla, como vive, donde vive, que piensa y como lo expresa.
Al hacer esto dejaremos de ser indiferentes, como Pablo dejaremos de perseguir a otros hermanos, de señalar y etiquetar, de cuidar la ropa mientras se apedrea al projimo (martirio de Esteban) de usar el lenguaje duro, belicoso, para empezar a ser cálidos en la acogida, primero en el propio corazón para luego considerarlos hermanos e invitarlos a nuestra casa.
Tiempo de cambios, de tomar decisiones, personales, familiares y comunitarias. Mateo dice; “No se pone vino nuevo en toneles viejos”, no podemos poner a Jesús, el vino siempre nuevo en los Hombres (toneles) viejos que somos.
La Iglesia necesita de una fuerte conmoción que le impida instalarse en el comodismo, en el estancamiento y en la tibieza. El Documento de Aparecida sacude nuestro corazón en este tiempo de Cuaresma: “De los que viven en Cristo se espera un testimonio muy creíble de santidad y compromiso. Deseando y procurando esa santidad no vivimos menos, sino mejor, porque cuando Dios pide más es porque está ofreciendo mucho más: “¡No tengan miedo de Cristo! Él no quita nada y lo da todo” (363).
Como Pablo, el cambio interior nos debe llevar a quebrar esas fronteras con las que pretendemos encerrar a Jesús. Podemos crear limites, murallas, fronteras, todas son excusas producto de nuestros miedos, es imposible evitar que Jesús no resucite.
Es imposible, si nos proponemos no llegar al Domingo de Gloria. Aunque la tentación nos pide quedarnos en el viernes de la pasión.
Sobre un texto tomado de la ROL San Pablo.
Sobre un texto tomado de la ROL San Pablo.