Un hombre recorría todos los días el camino entre el pozo de agua y su casa, y tenía dos recipientes que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.
Uno de los recipientes tenía pequeños agujeros, mientras que el otro estaba en buenas condiciones y conservaba toda el agua al final del largo camino.
Pero cuando llegaba, el recipiente agujereado, sólo tenía la mitad del agua.
Esto fue se repitió diariamente, desde luego que el recipiente sano, estaba muy orgulloso de sus logros, pues era perfecto para los fines que tenía.
Pero el recipiente roto estaba avergonzado porque sólo podía hacer la mitad de lo que se suponía, era su obligación.
El recipiente roto le habló al hombre: "Estoy mal y me quiero disculpar porque debido a mis agujeros sólo puedes entregar la mitad de mi contenido y sólo rindo a medias."
Él hombre dijo: "cuando regresemos a la casa, quiero que notes las plantas y flores que crecen a lo largo del camino".
Así lo hizo el recipiente, y vio muchas plantas con sus flores hermosas en el camino, pero de todos modos no se sintio conforme.
Él hombre termino de expresar lo que quería decirle:
-¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen por un solo lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y agujeros y me propuse sacar algo positivo de tu imperfección.
Puse semillas de flores a todo lo largo del camino por donde yo caminaba y todos los días el agua que caí por tus rendijas ha regado el lugar y por mucho tiempo he podido recogido flores para decorar mi casa.
Si no fueras como sos, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible tener esas plantas y flores.
Cada uno de nosotros tiene sus propias agujeros, grietas, imperfecciones. Todos somos recipientes agrietados, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar lo que consideramos defectos para obtener buenos resultados.
Es en la Palestra, en el Estadio, el lugar donde, en base a un entrenamiento libre y autodisciplinado, voy a conseguir darme cuenta de mis lados negativos, mis flaquezas, mis debilidades para cambiarlos en fortalezas, cosas positivas para mi y para los demás.
Pero también, en ese lugar de entrenamiento voy a poner en uso y en común mis cosas buenas, para ayudar a otros y para mejorarlas o multiplicarlas.
La Palestra, en cuanto a lugar de preparación es un continuo caminar hacia Damasco, sobre todo con mis imperfecciones y limitaciones.
Uno de los recipientes tenía pequeños agujeros, mientras que el otro estaba en buenas condiciones y conservaba toda el agua al final del largo camino.
Pero cuando llegaba, el recipiente agujereado, sólo tenía la mitad del agua.
Esto fue se repitió diariamente, desde luego que el recipiente sano, estaba muy orgulloso de sus logros, pues era perfecto para los fines que tenía.
Pero el recipiente roto estaba avergonzado porque sólo podía hacer la mitad de lo que se suponía, era su obligación.
El recipiente roto le habló al hombre: "Estoy mal y me quiero disculpar porque debido a mis agujeros sólo puedes entregar la mitad de mi contenido y sólo rindo a medias."
Él hombre dijo: "cuando regresemos a la casa, quiero que notes las plantas y flores que crecen a lo largo del camino".
Así lo hizo el recipiente, y vio muchas plantas con sus flores hermosas en el camino, pero de todos modos no se sintio conforme.
Él hombre termino de expresar lo que quería decirle:
-¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen por un solo lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y agujeros y me propuse sacar algo positivo de tu imperfección.
Puse semillas de flores a todo lo largo del camino por donde yo caminaba y todos los días el agua que caí por tus rendijas ha regado el lugar y por mucho tiempo he podido recogido flores para decorar mi casa.
Si no fueras como sos, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible tener esas plantas y flores.
Cada uno de nosotros tiene sus propias agujeros, grietas, imperfecciones. Todos somos recipientes agrietados, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar lo que consideramos defectos para obtener buenos resultados.
Es en la Palestra, en el Estadio, el lugar donde, en base a un entrenamiento libre y autodisciplinado, voy a conseguir darme cuenta de mis lados negativos, mis flaquezas, mis debilidades para cambiarlos en fortalezas, cosas positivas para mi y para los demás.
Pero también, en ese lugar de entrenamiento voy a poner en uso y en común mis cosas buenas, para ayudar a otros y para mejorarlas o multiplicarlas.
La Palestra, en cuanto a lugar de preparación es un continuo caminar hacia Damasco, sobre todo con mis imperfecciones y limitaciones.