- ¿CÓMO ESTAMOS CONSTRUYENDO? - Mateo 57, 21–27

Los seguidores de Jesús daban a sus palabras una importancia trascendental. El cielo y la tierra podrán pasar; las palabras de Jesús, nunca.
En Galilea habían conocido la fuerza de esa palabra que liberaba de la enfermedad, el sufrimiento, el pecado y los miedos.
En las comunidades cristianas, experimentaban que introducía verdad en sus vidas, los resucitaba por dentro, los llenaba de vida y paz.
Mateo recoge una parábola en la que subraya algo que los cristianos hemos de recordar hoy de manera clara: ser cristiano es practicar las palabras de Jesús, hacer realidad su evangelio.
Si no se da esto, nuestro cristianismo es insensato. No tiene sentido.
La parábola es breve, simétrica y rítmica. Está redactada así para facilitar su enseñanza en la catequesis. Es importante que todos sepan que esto es lo primero que hay que cuidar en la comunidad cristiana: escuchar y poner en práctica las palabras que vienen de Jesús.
No hay otra manera de construir una Iglesia de seguidores ni un mundo mejor.
El hombre sensato no construye su casa de cualquier manera. Se preocupa de lo esencial: edificar sobre roca firme.
El insensato, por el contrario, no piensa lo que está haciendo: construye sobre arena, en el fondo del valle. Al llegar las lluvias del invierno, las inundaciones y los vientos, la casa construida sobre roca se mantiene firme, la edificada sobre arena se hunde totalmente.
La parábola es una grave advertencia y nos obliga a los cristianos a preguntarnos si estamos construyendo la Iglesia de Jesús sobre roca, escuchando y poniendo en práctica sus palabras, o si estamos edificando sobre arenas inseguras que no poseen la solidez ni la garantía del evangelio.
La crisis actual está poniendo al descubierto la verdad o la mentira de nuestra vida cristiana.
No basta hacer análisis sociológicos ni adoptar reacciones instintivas. ¿No ha llegado el momento de hacer un examen de conciencia en nuestras comunidades y en la Iglesia, a todos los niveles, para cuestionar falsas seguridades y poner nombre concreto a la falta práctica de Evangelio?
No basta confesar a Jesús Señor, Señor si no hacemos la voluntad del Padre. Eclesaliaweb.