Perseverancia es aquello que una persona se propone alcanzar, es el camino a recorrer, es trabajar para llegar a una meta, es una manera de participar en la carrera, como dice San Pablo.
Es el “antelogro”, los pasos previos que me llevarán a conseguir lo que me propongo, es también conservar lo que empecé y que comienza con una decisión elaborada cuando pienso, luego viene la elección de los medios, la manera, la forma de hacer ese recorrido, que si perdura en el tiempo hasta alcanzarla, se puede hablar de PERSEVERANCIA.
Debemos tener en claro que una decisión no es lo mismo que “tener ganas” o “sentimientos a flor de piel”, por eso aunque no sienta placer, no tenga ganas, se sigue, se persevera porque la mente realizó una opción.
Perseverancia es alcanzar lo propuesto y buscar soluciones a las dificultades que puedan surgir. En esta nueva experiencia de nuestras vidas en la FE, conoceremos personas, formas de convivir, léxicos, maneras de tratarse, códigos de grupos, y muchas de esas cosas quizás no nos agraden o nos cuesten, o las exigencias podrán agotarnos, o los cambios implican renuncias, hábitos nuevos, maneras distintas, significa descubrir esos talentos y dones que tengo en potencia o poco trabajados o aprovechados.
Entonces necesitamos tener la perseverancia bien asimilada para no ser derrotados y tener la satisfacción de haber luchado por llevar a cabo las actividades necesarias para alcanzar lo que nos propusimos.
Necesitamos ser fuertes para emprender el camino de los compromisos asumidos, estos pueden ser difíciles, molestos, pero no imposibles.
Al ser fuertes en las convicciones voy obteniendo la perseverancia y esto me permite generar hábitos, estos, no suceden o aparecen de un toque, como magia, se trabaja, se transpira para conseguirlos, si mi vicio, por ejemplo, el alcohol me domina, empezaré a cambiar algunos aspectos, a utilizar la autodisciplina, a mentalizarme que yo domino los momentos, y que esos momentos que tengo para disfrutar un asado con los amigos o familiares no debe opacarse por la cantidad de alcohol que ingiero, puedo hacerlo, pero en forma moderada, disfrutando con los seres queridos, teniendo presente que lo importante es estar bien, consciente de lo que haga y que lo que siento cuando me divierto o comparto con otras personas es producto de lo que soy como ser humano y no producto de una bebida.
O puede ser mi temperamento irascible, mis enojos, mis idioteces, mi soberbia, mis caprichos, mis prejuicios, muchas cosas en las que tengo que generar hábitos y que necesito de la perseverancia para cambiarlos o mejorarlos.
Debo conocerme, imposible empezar algo, si no me conozco, si no hago un examen de mis actos y mis problemáticas, pero también de aquellas cosas que son buenas en mi persona, mis fortalezas, mis hábitos buenos, aquellos por los que me muevo y me siento bien, y hago sentir bien a los demás.
Debo aprovechar esas herramientas; son las habilidades, posibilidades y conocimientos.
La perseverancia requiere; sentido común y pensar. Estos dos elementos que hacen ver que tal vez no logre de inmediato mis metas o fines.
Sin embargo, si fracaso en mis primeros intentos, es importante volverlo a intentar, porque la perseverancia brinda estabilidad, confianza y es un signo de que estamos madurando o tomando conciencia de nuestra responsabilidad ante Dios, las personas, la creación.
Este caminar de Mujer–Hombre Nuevo con sus logros y fracasos, nos enseña que uno debe empezar de a poco y a medida que vamos creciendo ser capaces de realizar nuevas cosas.
En la Carta a los Corintios, Pablo les dice; “Les di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podían soportar. Ni aun lo soportáis al presente...”
En todo compromiso que emprendemos, primero somos como bebes, necesitamos de otros que nos ayuden y recién podemos tomar alimentos sólidos a medida que vamos creciendo; así es la Perseverancia.
Al principio nos puede resultar difícil entender todo, pero poco a poco con la ayuda del espíritu de Dios y de la Comunidad de hermanos que ya tienen un camino de perseverancia, podemos avanzar y madurar todo aquello que fue una hermosa motivación.
La perseverancia es un caminar, una marcha; es un esfuerzo continuado, es un entrenamiento continuado, es una vivencia comunitaria continuada, que tiene y hace Movimiento, para lo cual necesitamos primero elegir un lugar para entrenarnos; un Estadio, La Palestra, el lugar donde voy a cambiar el vicio en virtud, la esclavitud en libertad, la debilidad en fuerza.
Este lugar puede ser un grupo, una comunidad, tanto en el Movimiento o en cualquier otro lugar dentro o fuera de la Iglesia, lo importante es caminar perseverantes en la presencia de Jesús.
Es el “antelogro”, los pasos previos que me llevarán a conseguir lo que me propongo, es también conservar lo que empecé y que comienza con una decisión elaborada cuando pienso, luego viene la elección de los medios, la manera, la forma de hacer ese recorrido, que si perdura en el tiempo hasta alcanzarla, se puede hablar de PERSEVERANCIA.
Debemos tener en claro que una decisión no es lo mismo que “tener ganas” o “sentimientos a flor de piel”, por eso aunque no sienta placer, no tenga ganas, se sigue, se persevera porque la mente realizó una opción.
Perseverancia es alcanzar lo propuesto y buscar soluciones a las dificultades que puedan surgir. En esta nueva experiencia de nuestras vidas en la FE, conoceremos personas, formas de convivir, léxicos, maneras de tratarse, códigos de grupos, y muchas de esas cosas quizás no nos agraden o nos cuesten, o las exigencias podrán agotarnos, o los cambios implican renuncias, hábitos nuevos, maneras distintas, significa descubrir esos talentos y dones que tengo en potencia o poco trabajados o aprovechados.
Entonces necesitamos tener la perseverancia bien asimilada para no ser derrotados y tener la satisfacción de haber luchado por llevar a cabo las actividades necesarias para alcanzar lo que nos propusimos.
Necesitamos ser fuertes para emprender el camino de los compromisos asumidos, estos pueden ser difíciles, molestos, pero no imposibles.
Al ser fuertes en las convicciones voy obteniendo la perseverancia y esto me permite generar hábitos, estos, no suceden o aparecen de un toque, como magia, se trabaja, se transpira para conseguirlos, si mi vicio, por ejemplo, el alcohol me domina, empezaré a cambiar algunos aspectos, a utilizar la autodisciplina, a mentalizarme que yo domino los momentos, y que esos momentos que tengo para disfrutar un asado con los amigos o familiares no debe opacarse por la cantidad de alcohol que ingiero, puedo hacerlo, pero en forma moderada, disfrutando con los seres queridos, teniendo presente que lo importante es estar bien, consciente de lo que haga y que lo que siento cuando me divierto o comparto con otras personas es producto de lo que soy como ser humano y no producto de una bebida.
O puede ser mi temperamento irascible, mis enojos, mis idioteces, mi soberbia, mis caprichos, mis prejuicios, muchas cosas en las que tengo que generar hábitos y que necesito de la perseverancia para cambiarlos o mejorarlos.
Debo conocerme, imposible empezar algo, si no me conozco, si no hago un examen de mis actos y mis problemáticas, pero también de aquellas cosas que son buenas en mi persona, mis fortalezas, mis hábitos buenos, aquellos por los que me muevo y me siento bien, y hago sentir bien a los demás.
Debo aprovechar esas herramientas; son las habilidades, posibilidades y conocimientos.
La perseverancia requiere; sentido común y pensar. Estos dos elementos que hacen ver que tal vez no logre de inmediato mis metas o fines.
Sin embargo, si fracaso en mis primeros intentos, es importante volverlo a intentar, porque la perseverancia brinda estabilidad, confianza y es un signo de que estamos madurando o tomando conciencia de nuestra responsabilidad ante Dios, las personas, la creación.
Este caminar de Mujer–Hombre Nuevo con sus logros y fracasos, nos enseña que uno debe empezar de a poco y a medida que vamos creciendo ser capaces de realizar nuevas cosas.
En la Carta a los Corintios, Pablo les dice; “Les di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podían soportar. Ni aun lo soportáis al presente...”
En todo compromiso que emprendemos, primero somos como bebes, necesitamos de otros que nos ayuden y recién podemos tomar alimentos sólidos a medida que vamos creciendo; así es la Perseverancia.
Al principio nos puede resultar difícil entender todo, pero poco a poco con la ayuda del espíritu de Dios y de la Comunidad de hermanos que ya tienen un camino de perseverancia, podemos avanzar y madurar todo aquello que fue una hermosa motivación.
La perseverancia es un caminar, una marcha; es un esfuerzo continuado, es un entrenamiento continuado, es una vivencia comunitaria continuada, que tiene y hace Movimiento, para lo cual necesitamos primero elegir un lugar para entrenarnos; un Estadio, La Palestra, el lugar donde voy a cambiar el vicio en virtud, la esclavitud en libertad, la debilidad en fuerza.
Este lugar puede ser un grupo, una comunidad, tanto en el Movimiento o en cualquier otro lugar dentro o fuera de la Iglesia, lo importante es caminar perseverantes en la presencia de Jesús.
"Cantemos juntos mientras marchamos...
Cantemos juntos mientras marchamos, cantemos juntos nuestra fe. "