Desde la Arquidiócesis se nos invita a que “CONSTRUYAMOS UNA PATRIA PARA TODOS”, a un desafío, a una consigna de trabajo, a un compromiso ineludible, para vivir la Comunión Misionera desde la Inclusión.
Tenemos que salir al encuentro de muchos hermanos de nuestra Patria que están excluidos;
- Porque no entran en el sistema.
- Porque no tienen oportunidades de estudio o trabajo, vida digna, vivienda, calor de hogar.
- Por la falta de respeto a su dignidad, porque son usados para el interés egoísta de unos cuantos.
- Porque no los consideramos en “nuestros planes”, aunque estén incluidos en el Plan de Dios.
- Porque no compramos los campos donde ellos se encuentran… el tesoro que Dios quiere que descubramos.
A ellos, hoy el Señor nos envía. A ELLOS, EL SEÑOR LES ENVÍA… PALESTRA.
La INCLUSIÓN es el valor que propicia la inserción en la vida de la Iglesia y en la sociedad de los hermanos abandonados, marginados, ignorados, de manera que dejando esa condición, recuperen su dignidad y se transformen en miembros activos de la comunidad y protagonistas de su destino.
La INCLUSIÓN tiene su origen en el Amor de Dios. “Si alguno dice: ‘amo a Dios', y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.”
Es inseparable la relación entre amor a Dios y amor al prójimo. Ambos están tan entrelazados, que la afirmación de amar a Dios es en realidad una mentira si el hombre se cierra al prójimo o incluso lo odia.
LA REALIDAD Y LA NECESIDAD DE INCLUSIÓN:
“A pesar de los logros que, con el esfuerzo de muchos argentinos, hemos obtenido en estos últimos años, los niveles de pobreza, exclusión social e inequidad son todavía altos. Es necesario que, viviendo con más austeridad nos preocupemos mucho más de los pobres y nos comprometamos con espíritu solidario a acrecentar la riqueza del país y a distribuirla con mayor equidad.”
…las condiciones de vida de muchos abandonados, excluidos e ignorados en su miseria y su dolor, contradicen este proyecto del Padre e interpelan a los creyentes a un mayor compromiso a favor de la cultura de la vida.
El Reino de vida que Cristo vino a traer es incompatible con esas situaciones inhumanas.
Si pretendemos cerrar los ojos ante estas realidades no somos defensores de la vida del Reino y nos situamos en el camino de la muerte, porque… “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.”
Hay que subrayar la inseparable relación entre el amor a Dios y el amor al prójimo”, que invita a todos a suprimir las graves desigualdades sociales y las enormes diferencias en el acceso a los bienes: Tanto la preocupación por desarrollar estructuras más justas como por transmitir los valores sociales del Evangelio, se sitúan en este contexto de servicio fraterno a la vida digna.” (Aparecida Nº 358)
LA EVANGELIZACIÓN, UN PROCESO DE INCLUSIÓN:
“…todo proceso evangelizador implica la promoción humana y la auténtica liberación, sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad.”
“…la verdadera promoción humana no puede reducirse a aspectos particulares: Debe ser integral, promover a todos los hombres y a todo el hombre, desde la vida nueva en Cristo que transforma a la persona de tal manera que la hace sujeto de su propio desarrollo.
Para la Iglesia, el servicio de la caridad, igual que el anuncio de la Palabra y la celebración de los Sacramentos, es expresión irrenunciable de su propia esencia.” (Aparecida, 399)
VIVIR LA COMUNIÓN MISIONERA DESDE LA INCLUSIÓN es concentrar nuestros esfuerzos en los hermanos abandonados, excluidos e ignorados.
Salir al encuentro, escuchar al hermano, anunciar el mensaje del Evangelio, vivir la Comunión, fuerza prodigiosa de cohesión interna y de expansión externa, renovando y/o consolidando estructuras existentes, o creando nuevas formas de intervención que les permitan recuperar, a los hermanos postergados, la dignidad de hijos de Dios y susciten su inserción en la Iglesia y en la sociedad.
Por lo tanto, como Iglesia tucumana queremos responder a la invitación de los Obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida que nos dicen:
Queremos, por tanto, desde nuestra condición de discípulos y misioneros, impulsar en nuestros planes pastorales, a la luz de la doctrina social de la Iglesia, el Evangelio de la vida y de la solidaridad. Además, promover caminos eclesiales más efectivos, con la preparación y compromiso de los laicos para intervenir en los asuntos sociales.
Nota: Confrontar con el Documento de Identidad de Palestra, Christifideles Laici, Evangelii Nuntiandi, Deus Caritas Est, Doc. de Aparecida.
Leer completo en Epístola Diocesana: http://www.arztucuman.org.ar/epistola/julio/01_portada.php
Comunicación y aporte de material: Magdalena González, Vocal de Pastoral:
Tenemos que salir al encuentro de muchos hermanos de nuestra Patria que están excluidos;
- Porque no entran en el sistema.
- Porque no tienen oportunidades de estudio o trabajo, vida digna, vivienda, calor de hogar.
- Por la falta de respeto a su dignidad, porque son usados para el interés egoísta de unos cuantos.
- Porque no los consideramos en “nuestros planes”, aunque estén incluidos en el Plan de Dios.
- Porque no compramos los campos donde ellos se encuentran… el tesoro que Dios quiere que descubramos.
A ellos, hoy el Señor nos envía. A ELLOS, EL SEÑOR LES ENVÍA… PALESTRA.
La INCLUSIÓN es el valor que propicia la inserción en la vida de la Iglesia y en la sociedad de los hermanos abandonados, marginados, ignorados, de manera que dejando esa condición, recuperen su dignidad y se transformen en miembros activos de la comunidad y protagonistas de su destino.
La INCLUSIÓN tiene su origen en el Amor de Dios. “Si alguno dice: ‘amo a Dios', y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.”
Es inseparable la relación entre amor a Dios y amor al prójimo. Ambos están tan entrelazados, que la afirmación de amar a Dios es en realidad una mentira si el hombre se cierra al prójimo o incluso lo odia.
LA REALIDAD Y LA NECESIDAD DE INCLUSIÓN:
“A pesar de los logros que, con el esfuerzo de muchos argentinos, hemos obtenido en estos últimos años, los niveles de pobreza, exclusión social e inequidad son todavía altos. Es necesario que, viviendo con más austeridad nos preocupemos mucho más de los pobres y nos comprometamos con espíritu solidario a acrecentar la riqueza del país y a distribuirla con mayor equidad.”
…las condiciones de vida de muchos abandonados, excluidos e ignorados en su miseria y su dolor, contradicen este proyecto del Padre e interpelan a los creyentes a un mayor compromiso a favor de la cultura de la vida.
El Reino de vida que Cristo vino a traer es incompatible con esas situaciones inhumanas.
Si pretendemos cerrar los ojos ante estas realidades no somos defensores de la vida del Reino y nos situamos en el camino de la muerte, porque… “Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.”
Hay que subrayar la inseparable relación entre el amor a Dios y el amor al prójimo”, que invita a todos a suprimir las graves desigualdades sociales y las enormes diferencias en el acceso a los bienes: Tanto la preocupación por desarrollar estructuras más justas como por transmitir los valores sociales del Evangelio, se sitúan en este contexto de servicio fraterno a la vida digna.” (Aparecida Nº 358)
LA EVANGELIZACIÓN, UN PROCESO DE INCLUSIÓN:
“…todo proceso evangelizador implica la promoción humana y la auténtica liberación, sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad.”
“…la verdadera promoción humana no puede reducirse a aspectos particulares: Debe ser integral, promover a todos los hombres y a todo el hombre, desde la vida nueva en Cristo que transforma a la persona de tal manera que la hace sujeto de su propio desarrollo.
Para la Iglesia, el servicio de la caridad, igual que el anuncio de la Palabra y la celebración de los Sacramentos, es expresión irrenunciable de su propia esencia.” (Aparecida, 399)
VIVIR LA COMUNIÓN MISIONERA DESDE LA INCLUSIÓN es concentrar nuestros esfuerzos en los hermanos abandonados, excluidos e ignorados.
Salir al encuentro, escuchar al hermano, anunciar el mensaje del Evangelio, vivir la Comunión, fuerza prodigiosa de cohesión interna y de expansión externa, renovando y/o consolidando estructuras existentes, o creando nuevas formas de intervención que les permitan recuperar, a los hermanos postergados, la dignidad de hijos de Dios y susciten su inserción en la Iglesia y en la sociedad.
Por lo tanto, como Iglesia tucumana queremos responder a la invitación de los Obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida que nos dicen:
Queremos, por tanto, desde nuestra condición de discípulos y misioneros, impulsar en nuestros planes pastorales, a la luz de la doctrina social de la Iglesia, el Evangelio de la vida y de la solidaridad. Además, promover caminos eclesiales más efectivos, con la preparación y compromiso de los laicos para intervenir en los asuntos sociales.
Nota: Confrontar con el Documento de Identidad de Palestra, Christifideles Laici, Evangelii Nuntiandi, Deus Caritas Est, Doc. de Aparecida.
Leer completo en Epístola Diocesana: http://www.arztucuman.org.ar/epistola/julio/01_portada.php
Comunicación y aporte de material: Magdalena González, Vocal de Pastoral: