En un mundo con dinámicas de vida que no nos dejan reaccionar, estar informado hace a la autoformación. La mayoría de nosotros tiene contacto con los niños, adolescentes, Medios de Comunicación Social y el mundo de la publicidad y los negocios. Conocer nos hace responder mejor a ciertas realidades.
Compartimos este artículo para que sirva a la Formación Integral.
El 2º Foro Internacional Niñez y Consumo tendrá lugar en San Pablo, Brasil, entre el 23 y el 25 de septiembre y en tres noches de trabajo serán discutidos el consumismo infantil y sus consecuencias.
No es fácil atraer a los niños al mercado de consumo. Dotados de imaginación y creatividad, ellos son capaces de hacer un caballo de un palo de escoba o un castillo de un puñado de arena.
Para la lógica del mercado, sin embargo, el niño tiene dos ventajas como consumidor:
- No tiene discernimiento.
- Seduce al adulto.
¿Cómo hacer que el niño se vuelva consumista?
Uno de los recursos más utilizados es la erotización precoz. Vea los trajes de las animadoras de programas de TV destinados al público infantil.
Si se logra que los niños empiecen a pintarse la cara delante del espejo a los 4-5 años; a prestar demasiada atención al propio cuerpo; a preocuparse por la marca de zapatillas o de ropa, esos niños precozmente erotizados, manifiestan ademanes de adultos, vocabularios de adultos, deseos de adultos. Ellos son sicológicamente “adultos” y biológicamente infantiles.
Al llegar a la pubertad el cuerpo despierta y la conciencia se cambia de la fantasía a la realidad; entonces ellos, inseguros, procuran alargar la fantasía. De ese modo se vuelven vulnerables a las drogas. Las drogas cumplen ese papel de prolongar la fantasía en adolescentes inmaduros, “educados” para ser consumidores precoces.
Uno de los fenómenos más destacados del neoliberalismo es que, antes, al vestir una camisa la persona daba valor al tejido, humanizaba el tejido al usarlo; hoy, es la camisa con su marca, quien imprime valor a la persona.
Y el “valor” de ésta es tanto mayor cuantas más marcas ostenta. Si llega a pie tiene valor Z; si llega en un auto importado tiene valor A. La mercancía que lo reviste agrega más o menos valor. Ésa es la cosificación del ser humano.
Para evitar tales deformaciones se creó un proyecto llamado; “Niñez y consumo”, que trata de fomentar en la sociedad la conciencia crítica en cuanto al consumo de productos y servicios para niños y adolescentes, de modo que se evite;
- La mercantilización de la infancia y de la juventud.
- La cultura de la violencia.
- El excesivo materialismo.
- El desgaste de las relaciones sociales, etc.
Son muchos los ejemplos de la TV:
- En la playa un grupo de niñas suspira al ver un galán adulto que calza sandalias (erotización precoz).
- Dos niños hipnotizan a su madre para que compre en un determinado comercio (inversión de valores).
- Un cachorro empuja el columpio con un niño (explotación de la credulidad infantil y falta de seguridad).
- Jolgorios asociados a la compra de golosinas (estímulo para el consumo excesivo de alimentos).
- Niños son calmados por el reproductor de DVD colocado en el techo del auto (desprestigio del papel educativo de la familia y sobrevaloración de la tecnología).
El 2º Foro Internacional Niñez y Consumo tendrá lugar en San Pablo, Brasil, entre el 23 y el 25 de septiembre y en tres noches de trabajo serán discutidos el consumismo infantil y sus consecuencias.
No es fácil atraer a los niños al mercado de consumo. Dotados de imaginación y creatividad, ellos son capaces de hacer un caballo de un palo de escoba o un castillo de un puñado de arena.
Para la lógica del mercado, sin embargo, el niño tiene dos ventajas como consumidor:
- No tiene discernimiento.
- Seduce al adulto.
¿Cómo hacer que el niño se vuelva consumista?
Uno de los recursos más utilizados es la erotización precoz. Vea los trajes de las animadoras de programas de TV destinados al público infantil.
Si se logra que los niños empiecen a pintarse la cara delante del espejo a los 4-5 años; a prestar demasiada atención al propio cuerpo; a preocuparse por la marca de zapatillas o de ropa, esos niños precozmente erotizados, manifiestan ademanes de adultos, vocabularios de adultos, deseos de adultos. Ellos son sicológicamente “adultos” y biológicamente infantiles.
Al llegar a la pubertad el cuerpo despierta y la conciencia se cambia de la fantasía a la realidad; entonces ellos, inseguros, procuran alargar la fantasía. De ese modo se vuelven vulnerables a las drogas. Las drogas cumplen ese papel de prolongar la fantasía en adolescentes inmaduros, “educados” para ser consumidores precoces.
Uno de los fenómenos más destacados del neoliberalismo es que, antes, al vestir una camisa la persona daba valor al tejido, humanizaba el tejido al usarlo; hoy, es la camisa con su marca, quien imprime valor a la persona.
Y el “valor” de ésta es tanto mayor cuantas más marcas ostenta. Si llega a pie tiene valor Z; si llega en un auto importado tiene valor A. La mercancía que lo reviste agrega más o menos valor. Ésa es la cosificación del ser humano.
Para evitar tales deformaciones se creó un proyecto llamado; “Niñez y consumo”, que trata de fomentar en la sociedad la conciencia crítica en cuanto al consumo de productos y servicios para niños y adolescentes, de modo que se evite;
- La mercantilización de la infancia y de la juventud.
- La cultura de la violencia.
- El excesivo materialismo.
- El desgaste de las relaciones sociales, etc.
Son muchos los ejemplos de la TV:
- En la playa un grupo de niñas suspira al ver un galán adulto que calza sandalias (erotización precoz).
- Dos niños hipnotizan a su madre para que compre en un determinado comercio (inversión de valores).
- Un cachorro empuja el columpio con un niño (explotación de la credulidad infantil y falta de seguridad).
- Jolgorios asociados a la compra de golosinas (estímulo para el consumo excesivo de alimentos).
- Niños son calmados por el reproductor de DVD colocado en el techo del auto (desprestigio del papel educativo de la familia y sobrevaloración de la tecnología).
Los niños no deben ser objeto de anuncios publicitarios. Para que se conviertan en adultos sanos lo que necesitan es afecto, estima, respeto (conciencia de sus límites) y sumergirse en su propio universo onírico.