- BIENVENIDOS HERMANOS MOTIVADOS

Queridos hermanos de estos últimos Motivadores, del 74 femenino y 75 masculino, mientras uds. estaban participando de esta convivencia, la vida seguía su curso y su ritmo. Para muchos hermanos una vida intensa, llena de trabajos, ilusiones, proyectos y para otros una vida llena de incertidumbres, panorama negativo y la posibilidad de siempre, el sobrevivir.
Todos estos actores de la vida diaria, necesitarán de sus personas, de sus proyectos de vida, de sus valores, de su comprensión, su caridad, de sus decisiones. Entre ellos, estarán sus seres queridos, familia, amigos y mucha gente que no conocen, pero que seguramente gozarán del esfuerzo de uds. por hacer una sociedad mejor.
En Palestra decimos, que luego de una experiencia con Jesús, muchas cosas no son lo mismo; nuestra familia, nuestra facultad, nuestro trabajo, el noviazgo, la provincia… todos esos ambientes cambiaron, por la sencilla razón que uds. cambiaron de dinámica, de manera de mirar la vida. Comenzaron a gastar la vida por un objetivo.
Es un proceso hermoso el de gastarnos por los ideales del Evangelio. Los animamos a seguir en el camino de la vida, con la presencia siempre fiel y generosa de Jesús, los animamos al entrenamiento integral en el Movimiento, en el estadio, la Palestra.
Compartimos con uds. este escrito; Gastar la Vida, del sacerdote Luis Espinal:
Jesucristo ha dicho: “Quien quiera economizar su vida, la perderá; y quien la gaste por Mi, la recobrará en el vida eterna”.
Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas.
Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo,
y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.
Tenemos seguros por todas partes, para evitar los riesgos. Y sobre todo está la cobardía...
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.

Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla; no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen; hacer un favor al que no va a devolver;
gastar la vida es lanzarse aún al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias;
es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas que solo tenemos sentido cuando nos quemamos; solamente entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde, la que nos hace evitar el sacrificio, y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos, y falsa teatralidad.
La vida se da sencillamente, sin publicidad, como el agua de la vertiente,
como la madre da el pecho al niño, como el sudor humilde del sembrador.

Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible,
porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia;
no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma, nuestro camino se interna en la niebla;
pero queremos seguir dándonos, porque Tú estás esperando en la noche, con mil ojos llenos de lágrimas.