Querida gente: No podía dejar pasar este año sin agradecer a aquellas personas que me acompañaron durante estos dos años. Aún me parece extraño y me causa cierta nostalgia el terminar con esta labor, tan llena de esfuerzos y satisfacciones a la vez, pero ha llegado la hora de acompañar como lo hicieron Uds.
Quisiera reconocer a quienes me transmitieron los primeros conocimientos y las ganas por trabajar en esta comisión, quienes "advirtiéndome" de lo que se venía me convencieron, siempre, de que "esto" también era un llamado al que había que responder con alegría y entrega, con responsabilidad y entusiamo.
También, me gustaría recordar a esas personas que sin ser del equipo de trabajo o habiendo concluido su tiempo estuvieron presentes, desde el estar a la par con la ayuda física hasta el de acercarse con la intención de seguir construyendo. Personas, estas, que no necesitaron de una convocatoria para ponerse la camiseta de "reta" y sentirse así necesitados a colaborar porque comprendían que el trabajo era de todos.
No podría terminar estas líneas sin mencionar a aquellos que "oficialmente" fueron de "reta". Quienes me acompañaron en las buenas y en las malas que se presentaron en estos años. A quienes, por el compromiso y la confianza por lo compartido, se convirtieron en mi "mano derecha", quienes me brindaron tranquilidad y seguridad porque sabía que estaban, quienes me dieron descanso en varias y diversas oportunidades hasta el último segundo.
Le agradezco a Dios por haberme encontrado con Uds., por quienes, desde la experiencia y el amor al movimiento, me enseñaron a amarlo desde el servicio, por quienes desde su humildad y sencillez me recordaban las palabras bíblicas de "buscar agradar a Dios y no a los hombres", por quienes en los gestos y las palabras me cuidaron me cuidaron en cada momento.
Creo que no es necesario nombrar a todos y cada uno, en el interior, en lo profundo de su corazón, cada quien sabe lo que dio y en qué medida. De lo que quedó por hacer, que es bastante, va a depender, en gran medida, de concientizar a muchos de que el movimiento es de todos, que al trabajo si bien lo hacemos unos cuantos y contados es para todos, de que es "ayuda" física, monetaria e intelectual y que es en forma constante y no esporádicamente.
Gracias a aquellos que confiaron en mí y siguieron haciéndolo a pesar de los errores cometidos, gracias, porque aún cuando hasta el último instante me preguntaba ¿qué hacía yo como vocal?, me ayudaron a creer que sí podía y entonces transmitirle a los chicos de mi comisión que sí podíamos, que como dice nuestro himno no hay imposibles sino incapaces y yo lo quiero demostrar, y nosotros lo quisimos demostrar. Por eso, también en nombre de los que estuvimos en la comisión va este agradecimiento.
Que en esta Navidad el Niño Jesús habite en nuestros corazones y nos vuelva a hacer como niños: sencillos, confiados y entregados a las manos del Padre. Por un 2009 unidos y reunidos en torno a lo que nos da vida y anima.
Saludos, Faty Leiva.
P/D: Les dejo un pensamiento que me lo dijeron en el En.Na.Di. 2004 cuando estaba en el equipo de servicio y que traté de ponerlo en práctica: "CUANDO TE CANSES DE TRABAJAR CON LAS MANOS, HAZLO CON EL CORAZÓN"