- MODELO DE ORACIÓN – La Carta a Timoteo, nos enseña que debemos tener una actitud solidaria en las oraciones, que sea samaritana, no egocéntrica.

El inicio de la segunda carta a Timoteo presenta sin quererlo un auténtico modo de rezar. El autor pone en boca de Pablo estas palabras a Timoteo, que abren la misma carta: “Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios (…). Y al acordarme de tus lágrimas, anhelo verte para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera” (2 Tm 1, 3-4)
Vamos a describir el tipo de oración que presenta, analizando cada frase:
- “De día y de noche en mis oraciones”
Expresa la presencia de Dios en la totalidad de su día. A parte de que en la frase se intuyen los “tiempos diarios” de oración (”oraciones de día y de noche”), lo interpreto también como un “hacer de la vida una oración continua”, siendo consciente de la presencia de Dios que sostiene la vida “de día y de noche”.
- “Al recordarte” (al tenerte presente)
Sus oraciones son “solidarias”, “samaritanas”… que recuerdan las necesidades de los demás, que tienen presente al amigo, al que sufre.
Si nos fijamos, no dice: “pido al Señor por ti” (como tantas veces solemos decir), ni “rezo por ti”, sino “te recuerdo en mis oraciones”. No expresa el deseo de “mover a Dios” a la compasión o a una intervención de ningún tipo. No pretende intentar convencer al Señor (¡qué insulto!) sino que ora desde el recuerdo y la presencia de su amigo, desde el cariño y la solidaridad con sus problemas y preocupaciones.
- “y siempre doy gracias a Dios”
No sólo no pide nada a Dios (no es una oración de petición) sino que DA (da gracias a Dios, y “se da a Dios” en su acción de gracias). No sólo no intenta conseguir “regalos” de Dios (con peticiones), sino que reconoce que su amigo es un regalo: es el motivo de su acción de gracias (”Al recordarte… doy gracias a Dios”). Y con ese sentimiento y convicción, que dice que tiene siempre, reconoce que Dios es “El Regalo y el Regalador” al mismo tiempo, por eso su actitud de “siempre dar gracias a Dios”.
- “Y al acordarme de tus lágrimas…”
No sólo recuerda a la persona, sino sus sufrimientos, sus luchas, sus lágrimas. Es el modelo de recuerdo: el que sale de sí mismo para ponerse en el lugar del otro, sin pedir nada, pero sintiendo con el otro.
- “…anhelo verte para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera”
Su deseo no se queda en el recuerdo o el “tener presente” al amigo sino que anhela una presencia real (”anhelo verte”). Su alegría no es sólo un deseo espiritual, sino que necesita que se convierta en realidad. En la oración recuerda a la persona y sus lágrimas, pero necesita refrescar la memoria al contemplarla, compartiendo su realidad sufriente y ayudarle con acción y presencia real. Y para satisfacer ese deseo es necesario confiar, pero también trabajar, poner los medios, buscando aquello que se desea, para que pueda ser una realidad.

Por otro lado, la expresión sincera de su cariño y amistad me parece una actitud digna de ser alabada, que sirve tanto para la vida y la amistad, como para cuidar la amistad con Dios.
Además, la “fe sincera” del amigo estimula la oración y la relación entre ambos.
Conclusión: Creo que sin quererlo, la carta al amigo nos presenta el modelo de oración cristiana, ya que:
- Nos muestra la vida como una oración continua, en la que es bueno tener momentos concretos de oración.
- Nos enseña que tenemos que tener una actitud solidaria en las oraciones (samaritana, no egocéntrica), en la que recordamos al que sufre: lo hacemos presente, pero sin intentar “mover a Dios” a la acción o a la compasión, mediante peticiones. Recordamos a la persona y expresamos nuestro deseo, pero para que “seamos nosotros los que nos movamos, porque creemos que es lo que Dios nos pide a nosotros” (y no al revés).
- Nos muestra la actitud de agradecimiento permanente al Señor, agradecimiento por el amigo (un regalo) y agradecimiento a Dios (Regalo y Regalador).
- Nos invita a tener una actitud de con-pasión (recordando las lágrimas de los seres humanos y sintiendo con el que sufre). Esta actitud es muy necesaria en la vida y se tiene que reflejar también en la oración.
- Nos muestra la relación entre la oración y el deseo, y entre el deseo y la alegría, que pasa por la acción y el esfuerzo. Tenemos un modelo de expresión de cariño, que es un elemento importante en nuestras relaciones y en nuestras oraciones.
- Nos invita a que la oración no se quede en sí misma, sino que nos lleve a implicarnos en las realidades por las que pedimos (estar delante, “viendo” la realidad del que sufre). Tenemos que trabajar con y por las personas a las que recordamos. También nos invita a aprender de la fe sincera de las personas, y cultivar también nosotros, en la vida y en nuestras oraciones, una fe sincera.
Yo me anoto en este tipo de oración. Mario Cervera.