Algunos problemitas en los últimos días me hacían pensar que mi computadora debía tener algún virus. Cuando llegué a casa, tenía en la mente sobre qué escribir estas líneas, y puse al disco duro de mi pc a análisis anti-virus.
Un virus informático tiene la finalidad de hacer distintos daños: generar desorden, miedo, enemistad, caos. Tambien produce reacciones negativas para buscar soluciones, que agravan aún más el problema. Muchos saben las verdades e intencionalidades de un virus. Algún parecido con nuestra realidad social o personal?.
Me pasé dos horas viendo pasar números y nombres de archivos. Al final sólo aparecieron tres “gusanos” que pude eliminar sin problemas.
La cuestión de que después de tanto tiempo, me olvidé del tema que pensaba comentar, y en esas dos horas pasaron por mi mente varias ideas. Recojo una de ellas.
Igual que a la computadora, te puedes pasar un anti-virus, no estaría de más que a nuestra persona, a nuestra forma de pensar y actuar, las pudiéramos someter de vez en cuando a un análisis de un anti-virus.
Y es que a veces se van colando dentro de nosotros, de forma casi inconsciente “virus” que se esconden de forma enquistada y surgen al exterior, sin darnos cuenta, en nuestra relación con los demás.
Así que he escrito algunos de los que puedo reconocer en mí, a pesar de que cueste aceptarlos.
Entre ellos están los siguientes:
.- La mentalidad del “sálvese quien pueda”, acrecentado por la actual crisis económica.
.- La “indiferencia”, no puedo preocuparme de los problemas de los demás, bastantes tengo yo.
.- El “racismo”, sin darme cuenta voy viendo a los que son diferentes como “competidores” de mis intereses, la imagen que tengo de ellos se va degradando.
.- Un feroz “individualismo”, si yo no me ocupo y preocupo de mantener mi nivel de vida, nadie lo va ha hacer por mí, que cada uno se ocupe de sí mismo.
.- Un solapado “fundamentalismo”, tengo que mantener a cualquier precio mis puntos de vista, si dejo que la forma de pensar de los otros cuestione la mía me voy a meter en un lío del que saldré perdiendo.
.- Cuando surge un problema “la culpa siempre es del otro”, reconocer mis propios errores es una mala política en estos tiempos, casi siempre encontraré a alguien a quien cargarle la responsabilidad.
.- En esta sociedad que genera excluidos de todo tipo, “nadie reconoce lo que yo valgo”, la envidia de los otros impide que se me valore justamente.
Y podría seguir la lista. El problema es que no tengo "tiempo" para revisar el “disco duro”, el interior de mi persona. Y si tuviera que eliminar o poner en cuarentena los “virus” que fueran apareciendo, me sentiría indefenso frente a una sociedad por la que me siento agredido.
Es verdad que nos sentimos atacados por un sistema social radicalmente injusto. Quienes dicen saber del tema afirman que el sistema no va a cambiar, deberá cambiar “el modelo”, o sea, algunos mecanismos secundarios den-tro del mismo sistema.
Tengo derecho a defenderme. Pero me pregunto si el convertirme en una “persona virósica”, llena de odios, rencores, amarguras, venganzas y soluciones finales, es la mejor forma de hacerlo.
J. Altavista
Un virus informático tiene la finalidad de hacer distintos daños: generar desorden, miedo, enemistad, caos. Tambien produce reacciones negativas para buscar soluciones, que agravan aún más el problema. Muchos saben las verdades e intencionalidades de un virus. Algún parecido con nuestra realidad social o personal?.
Me pasé dos horas viendo pasar números y nombres de archivos. Al final sólo aparecieron tres “gusanos” que pude eliminar sin problemas.
La cuestión de que después de tanto tiempo, me olvidé del tema que pensaba comentar, y en esas dos horas pasaron por mi mente varias ideas. Recojo una de ellas.
Igual que a la computadora, te puedes pasar un anti-virus, no estaría de más que a nuestra persona, a nuestra forma de pensar y actuar, las pudiéramos someter de vez en cuando a un análisis de un anti-virus.
Y es que a veces se van colando dentro de nosotros, de forma casi inconsciente “virus” que se esconden de forma enquistada y surgen al exterior, sin darnos cuenta, en nuestra relación con los demás.
Así que he escrito algunos de los que puedo reconocer en mí, a pesar de que cueste aceptarlos.
Entre ellos están los siguientes:
.- La mentalidad del “sálvese quien pueda”, acrecentado por la actual crisis económica.
.- La “indiferencia”, no puedo preocuparme de los problemas de los demás, bastantes tengo yo.
.- El “racismo”, sin darme cuenta voy viendo a los que son diferentes como “competidores” de mis intereses, la imagen que tengo de ellos se va degradando.
.- Un feroz “individualismo”, si yo no me ocupo y preocupo de mantener mi nivel de vida, nadie lo va ha hacer por mí, que cada uno se ocupe de sí mismo.
.- Un solapado “fundamentalismo”, tengo que mantener a cualquier precio mis puntos de vista, si dejo que la forma de pensar de los otros cuestione la mía me voy a meter en un lío del que saldré perdiendo.
.- Cuando surge un problema “la culpa siempre es del otro”, reconocer mis propios errores es una mala política en estos tiempos, casi siempre encontraré a alguien a quien cargarle la responsabilidad.
.- En esta sociedad que genera excluidos de todo tipo, “nadie reconoce lo que yo valgo”, la envidia de los otros impide que se me valore justamente.
Y podría seguir la lista. El problema es que no tengo "tiempo" para revisar el “disco duro”, el interior de mi persona. Y si tuviera que eliminar o poner en cuarentena los “virus” que fueran apareciendo, me sentiría indefenso frente a una sociedad por la que me siento agredido.
Es verdad que nos sentimos atacados por un sistema social radicalmente injusto. Quienes dicen saber del tema afirman que el sistema no va a cambiar, deberá cambiar “el modelo”, o sea, algunos mecanismos secundarios den-tro del mismo sistema.
Tengo derecho a defenderme. Pero me pregunto si el convertirme en una “persona virósica”, llena de odios, rencores, amarguras, venganzas y soluciones finales, es la mejor forma de hacerlo.
J. Altavista