- PASTOR BUENO, NO ASALARIADO - Los buenos dirigentes no son asalariados de criterios personales o de grupos, son pastores, responsables de todos.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: “Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas. El asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, yo doy mi vida por las ovejas”.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil, también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para quitarla y tengo poder para recuperarla. Este mandado he recibido del Padre”.
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1. En un pueblo de cultura agraria, como lo fue Israel, los rebaños y sus pastores tuvieron siempre una notable importancia práctica y una significación simbólica. El título de “Pastor” se aplica con frecuencia a Dios, como el Pastor fiel que cuida del pueblo. Por el contrario, los reyes y gobernantes son denunciados por los profetas como pastores infieles, egoístas y perversos. Impresiona leer el capítulo 34 de Ezequiel o el de Jeremías (2, 8; 3, 15; 10, 21, etc).
2. Jesús se define a sí mismo como el “Pastor bueno”. El contraste no es el “pastor malo”, sino el “mercenario”. La diferencia está en que el bueno se define por la ausencia absoluta de interés, hasta el extremo de que, si es preciso, se deja quitar la vida, con tal que las ovejas no se vean amenazadas, en peligro, divididas o dispersas. Lo más opuesto a Jesús es un “mercenario”, al que Jesús califica como un “asalariado”. Cuando en el pastoreo, como figura simbólica, entran los intereses del dinero, el sueldo, el cargo, el ascenso, el buen nombre, la buena imagen que se tiene ante la gente, ya tenemos un “mercenario”, que puede estar en formación, en ascenso o en altos cargos de mucha responsabilidad. Ése, aunque ni se dé cuenta de lo que hace, lo que en realidad hace es “estragos”. Porque lo que le importa no son las ovejas, sino otras cosas.
3. En tiempo de Jesús, los pastores tenían mala fama. El oficio de pastor estaba en las listas de “oficios despreciados”. Porque tenían fama de tramposos y ladrones. El contraste es Jesús, que considera a las ovejas como algo tan suyo, que por ellas se deja la vida. Es más, también siente como suyas las “otras ovejas” que llenan el ancho mundo.
En todos los tiempos existieron situaciones difíciles y oficios apreciables y despreciables, criterios y personas buenas y de las otras, dirigentes buenos, buenudos y asaliariados.
Lo importante es confrontarnos con Jesús, para aprender a ser desinteresados por el cargo y lo que representa, por el rol, la posición, los criterios personales o de grupos, interesa todo el rebaño, todas las ovejas, todo el pueblo, todas las personas.
Ser buen pastor de mi personas, de mi tiempo, de mi projimo es hacer comunión con los intereses y criterios desinteresados de Jesús.