Nos hemos convertido en testigos del Resucitado, no de la resurrección. No somos testigos de un pasado, sino de un presente que ha sido escrito esta Pascua. Él murió, entregó su vida. Nos lo han contado y dan testimonio de Él. Pero está vivo. Continúa haciéndose presente, haciendo historia con nosotros.
No seguimos a un acontecimiento escrito en libros, sino a una Palabra viva, a un Hombre que continúa dialogando con la humanidad, a Dios Vivo y Verdadero. Somos testigos del Resucitado, de esa persona y no de otra que, inconfundiblemente, nos conoce, nos sueña y nos ama construyendo el Reino
No seguimos a un acontecimiento escrito en libros, sino a una Palabra viva, a un Hombre que continúa dialogando con la humanidad, a Dios Vivo y Verdadero. Somos testigos del Resucitado, de esa persona y no de otra que, inconfundiblemente, nos conoce, nos sueña y nos ama construyendo el Reino