- EN NAVIDAD, ACEPTA EL PESEBRE - No adorar a alguien distinto de uno mismo… Adorar a Dios, es mucho más que reverenciar una imagen.

Esta es una felicitación hecha de buenos sentimientos, como todo buen mensaje navideño.
Pero hay que ser muy sincero con lo que uno pide, con lo que uno dice, con lo que uno expresa, para no llenar los párrafos de frases hechas y tópicos navideños que pueden no significar nada.
Estos días escucharemos tantas voces llenas de eslóganes nevados, de cantos y brindis sonoros, de palabras como paz, amor y felicidad, que quizás haya que intentar desear, de otro modo, que nazca el niño Dios en nuestras vidas. Allá vamos

1. ACEPTA EL PESEBRE.
“Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no habían encontrado sitio en la posada” (Lc 2, 7)
Eso es. Un pesebre frío, un poco de intemperie, una noche lejos de las posadas. Para ser consciente de cómo se ve la vida desde la pequeñez. Para descubrir que cuando tienes poco, te das cuenta de qué es lo verdaderamente importante. Para poder ser libre de tanto envoltorio y tantas luces de colores.
Pero para descubrir también esa otra solidaridad y compasión que une a las personas cuando nos sentimos vulnerables y frágiles. Es la navidad de los débiles, de los pequeños, de los nadapoderosos, de un niño que nació muy pobre.
¿HAY EN MI HISTORIA ALGO DE ESE PESEBRE QUE ES ESCUELA DE HUMANIDAD?

2. TEN CUIDADO CON HERODES.
“Advertidos por un sueño que no volvieran a casa de Herodes, por otro camino se volvieron a su tierra” (Mt 2,12)
Ese Herodes que a veces está fuera, y otras veces llevamos dentro. Ese que se atrinchera en las verdades personales o de grupitos, en el poder, en la seguridad, en el dominio, en la popularidad o la belleza. Ese que intenta manipular y camufla sus intenciones. El Herodes moralista que juzga según su "moral".
Cuidado, que en toda vida puede haber algo de abuso, de opresión, de injusticia. ¿Sabes un secreto? Aunque parezca en control, Herodes es un infeliz, así que no dejes que te domine…
¿QUÉ HAY EN MÍ DE HERODES?.

3. ADORA A DIOS.
“Entraron en la casa, vieron al niño con su madre, María, y echándose por tierra, le adoraron” (Mt 2, 11)
La palabra adorar nos parece de otra época. Y a veces resulta como antiguo eso de “adorar”. Ya no te digo adorar a alguien distinto de uno mismo… Pero sí. Adorar a Dios, como expresamos de tantas formas estos días, es mucho más que reverenciar una imagen.
Es sentir que tu vida quiere respetar su evangelio. Es buscarle, aunque sin atraparle nunca. Es arriesgarte a aprender de su vida. Es lanzarte tras sus huellas. Es reconocer –aun con tantas preguntas como tenemos- su capacidad para darnos respuestas.
Es tomártelo en serio. Pues eso, lo sorprendente es que hacerlo nos abre las puertas a una vida mucho más auténtica.
¿QUÉ ES, PARA MÍ, ADORAR A DIOS?. TIENE EL PRÓJIMO ALGO QUE VER CON ADORAR A DIOS?.