- UNA COMUNIDAD QUE ESPERA - Estar preparado en el Adviento para la Navidad. No es tiempo de pensar en desastres. Hay que levantar la vista a la vida.

Puede ser que haya algunos que no saben que comenzó un tiempo que se llama ADVIENTO. Un tiempo nuevo, nuevo en todos los sentidos.
Nuevo porque empieza un año litúrgico nuevo, todo ese ciclo de celebraciones que se repiten de un año para otro y que nos ayudan a interiorizar la vida de Cristo, los misterios de nuestra salvación.
Nuevo también porque nos preparamos en este tiempo para celebrar y recordar la mayor novedad que ha acontecido en la historia de la humanidad: el nacimiento de Jesús, el que nos abre la puerta de salida de este laberinto en el que estamos metidos todos.
Hay que tener el espíritu preparado para comenzar el Adviento, para prepararnos para la Navidad. Hay que abrir las manos y el corazón a la esperanza. No es tiempo para pensar en desastres. Es tiempo de levantar la vista al horizonte…
Esperar, aquí y ahora;
La espera, vivir esperando, no cambia la realidad. No hace que la vida que nos rodea sea más fácil, que los problemas desaparezcan, que la injusticia deje de existir, que no haya más envidias ni odios ni violencia.
Las guerras, los desastres naturales, el terrorismo, la falta de libertad, la pobreza, el desmonte, la tala indiscriminada, la avaricia y los “graneros llenos” de unos pocos y las panzas vacías de muchos.
La comunidad que espera no cae en la ingenuidad angelical. No se deja envolver por los cánticos e himnos hasta pensar que el mundo se reduce a la sala donde celebra.
La comunidad que espera es activa y trabaja por un mundo mejor. La comunidad que espera está comprometida con la justicia. No soporta la injusticia ni la violencia ni el odio ni ningún otro de los males que asolan a nuestra humanidad.
La comunidad que espera vive en este mundo nuestro y sale a la vida comprometida a denunciar la injusticia y a comportarse de una forma nueva dominada por el amor y la misericordia.
La comunidad que espera siente ya viva en medio de ella la presencia del esperado. No por mucho esperar ha caído en la desesperanza. Sigue confiando y esperando. Sigue teniendo como punto de referencia las palabras de Jesús.
No se deja llevar por el desaliento ni la ansiedad.
Lo que viene no es la destrucción sino la vida. Por eso la comunidad que espera ya levanta la cabeza con gozo y alegría. La comunidad que espera sabe que se acerca su liberación.
Comenzamos el Adviento y lo hacemos así: con gozo y alegría porque sabemos que se acerca nuestra liberación. Y eso no nos hace temer sino alegrarnos. No nos hace agachar la cabeza sino levantarla. Nos hace comunicativos.
Nos ayuda a ser activos en favor de la justicia, del amor, de la compasión, de la misericordia. No queremos que nadie se quede sin escuchar la gran noticia: que viene nuestro salvador. Maranatha! Ven, Señor Jesús!
Sobre escritos de Fernando Torres Pérez
.