- PENTECOSTÉS – Danos Señor, la fuerza para cruzar a la otra orilla, para adentrarnos en los países lejanos que todos conocemos, para seguir tu camino


Palestra, el estadio, el lugar de entrenamiento, necesita una vez más la presencia del Espíritu que da vida. Pentecostés es el estadio espiritual, el lugar del entrenamiento para fortalecernos y sacar nuestros dones y talentos, es una oportunidad de pensar en función del Espíritu de Dios, que nos asiste en cualquier emprendimiento evangelizador y en cualquier nivel de compromiso que tengamos dentro de la Iglesia.
Este compromiso en Palestra tiene varios niveles y procesos, tanto personales como comunitarios, por lo tanto también tienen un nivel de compromiso y un proceso en su caminar dentro de la Iglesia Diocesana.
Es bueno reflexionar sobre dos elementos de esos niveles, el anuncio de aquello que hemos visto y oído y la perseverancia de aquellos compromisos que asumimos, como agentes evangelizadores para “cruzar a la otra orilla”,
En el anuncio y en la perseverancia no estamos solos, nos acompaña siempre la promesa que el Señor nos dejo; “recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”. (Hech 1,8)
Pentecostés marca el caminar de nuestro Movimiento, de nuestras Comunidades, de nuestros objetivos para el año, de nuestros proyectos hacia adelante, de nuestros compromisos de hacer una Civilización del Amor en todos los ambientes.
El Espíritu hace nueva todas las cosas, hace Hombres y Mujeres Nuevas de hombres y mujeres “viejas”, hace misioneros audaces de cristianos miedosos y “comprometidos” con una pastoral de conservación, para asumir esa fuerza en una Pastoral de misión, de cercanía, de ir hacia el prójimo.
Sera esta una fiesta más de Pentecostés?, de pasarla bien con nuestros amigos, conocidos, y saldremos a buscar aquellos lugares que nos dan seguridad espiritual y nos calientan un poquito, o buscaremos ser encendidos con el fuego del Espíritu de Dios, para abrir esa puertas y desparramarnos a hablar en lenguas para el adolescente, el joven, el adulto, para las familias, los juntados, los solitarios, los alejados, los que esperan por nosotros en la otra orilla?.
En Pentecostés, buscaremos la audacia que sintieron los Apóstoles y Discípulos de los primeros tiempos, de salir llenos de fuego inspirador en los corazones, para inspirar el amor en otros, saldremos con las palabras apropiadas para que otros entiendan la invitación de seguir a Cristo.
Qué gran desafío es Pentecostés, vencer nuestros miedos de encosarnos en nuestras verdades irrefutables, para con el prójimo, la nación, para los momentos sociales y políticos, para los momentos de pasar de ser unos simples habitantes a ciudadanos del Reino.
Los que están con miedos de todo tipo, contagian a otros sus miedos y los potencian en miles de actitudes que dañan al cuerpo, los que reciben el Espíritu y salen a hablar y expresar lo que sienten sobre Jesús, son los que aceptan los grandes desafíos de estos momentos de la historia.

Por eso; Señor, deja que tu luz nos ilumine. Ahuyenta la oscuridad que hay en nosotros y llénanos con tu luz. Danos la fuerza para cruzar a la otra orilla, para adentrarnos en los países lejanos que todos conocemos, para seguir el camino que nos enseña Jesús, pues los que lo siguen,
“de ningún modo andarán en tinieblas, sino que tendrán la luz de la vida”. (Jn 8, 12).

Canción; “Ven Espíritu”; Grupo Tierra de Bendición, Letra; Religiosas Concepcionistas