“Para
hacer que una lámpara
esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite”.
Esta frase
pertenece a la Madre Teresa y que
verdad encierra esta frase, si quiero seguir encendido debo poner aceite a mi
vida y ese aceite es el servicio y a través del servicio daremos luz al
mundo, debo confesarles chicos que cuando fui convocado al equipo de cocina del
PM 9 de adultos (Mujeres) la primera sensación en mi interior fue guauuu voy a
sorprenderla a mi esposa (ella subía a este motivador), la idea fija en mi era sorprenderla
a ella, sin embargo era Dios que me iba a sorprender, nunca imaginé que a través
del servicio iba a vivir mi Motivador también como las chicas.
Cuando llegué allá
me pregunte que quería Dios de mi (era el plan de Dios), el viernes pasé mi
desierto en silencio y colaborando con Él, equipo reviví y pude ver mis
miserias y llegamos al sábado ese hermoso día de reconciliación también fue mi día
de reconciliación con Dios dejé el hombre viejo ahí y reafirme al hombre nuevo, Dios me ponía
de nuevo en carrera y la verdad me sorprendió de nuevo el Tata Dios, el tenía
preparado nuevamente algo en mi vida, veía (por la hendija de la puerta) esa
noche de sábado de alegría que no se escribe sino se describe como dios jugaba
con sus hijas de la mano bailando con la mejor canción que podemos bailar todo
cristiano “LA GRACIA ”
y el domingo, fue pura emoción de encuentros no tan solo con mi Señora sino con
todas las chicas tanto equipistas y dirigentes, soy inmensamente feliz porque
Dios me dio la oportunidad de ver y sentir en mi alma la conversión de esas
chicas a través de los días y viví la maravillosa experiencia de compartir con
Maricel, Lourdes, Sofía y Franco (el equipo de cocina) su acto incondicional de
amor y entrega al servicio de dios y también vivenciar su motivador, chicos
este testimonio es para que cuando Dios nos llame a servirlo vayamos a su
encuentro, vamos a buscar ese aceite para nuestra lámpara que es el corazón
alumbre a mis hermanos y nos dejemos sorprender, porque dios siempre tendrá
algo nuevo que mostrarnos.
Pidamos al Señor confiados:
Señor Jesús, Tú sabes que es lo que
más me conviene. Cuenta conmigo, llámame, a la hora que quieras, para trabajar
en tu viña. Tú eres fiel a tu Palabra y estás más interesado que yo en mi bien
espiritual, por eso confío plenamente en Ti. Quiero escuchar tu voz. Habla,
Señor, estoy a la escucha. Amén.
Gustavo Danielsen - PM 54 - Comunidad
María Reina de La Paz
