
No basta pasear la existencia por este mundo. No es suficiente dejarse llevar entre los días, y estar a gusto, pero sólo eso. Hace falta mucho más.
No tener miedo al fracaso, sino a quedarse sentado. Tener metas que de verdad merezcan la pena. Dejarse uno cautivar por los sonidos, aromas, colores, historias y proyectos de nuestro mundo. Eso es vivir con pasión.
NO TE QUEDES A MEDIAS...«Dichoso el hombre que me escucha velando a mis puertas día tras día, guardando los dinteles de mi entrada. Pues quien me encuentra, encuentra la vida» (Prov 8, 35)
El gran problema de nuestro mundo no es la limitación, que esa la tenemos todos (cada cuál la suya). El problema es el conformismo: instalarnos demasiado pronto en realidades que nos agradan, aunque no nos llenen.
Es satisfacernos muy rápidamente con un apacible bienestar en vez de aspirar a la plenitud. Es vivir en la dinámica del depende, mola mazo, buen rollito en lugar de dejarnos zarandear por opciones y caminos que nos sacan de las fronteras más habituales. Es vivir en burbujas, confortables aunque incompletas.
¿Te dejas llevar en algunas cosas que luego piensas fríamente y no te llenan?
¿Te sientes a medias en algo?
¿Y por qué no aspirar a más?
VIVIR A FONDO - «Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes, para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas» (Is 42, 6-7)
Esto es, de hecho, nuestra vocación común. Pasar por la vida buscándole la entraña al mundo. Tocar los rostros y las historias que nos rozan, y descubrir lo profundo en ellas. Mirar siempre un poco más allá, un poco más lejos, y dejarnos sorprender, inquietar, emocionar, cautivar o sobrecoger por aquello que siempre nos renueva. Aspirar a lo grande, lo bello, lo bueno, lo profundo, lo pleno, ¿por qué no? Amar lo amable. Criticar lo malo, y generar soluciones, o al menos aspirar a ellas. Dar respuestas, no sólo zarpazos. No huir de lo que pueda estar al otro lado de nuestras opciones, pues sólo quien es capaz de echarse al camino llega a algún sitio. Aceptar el día y la noche.
¿Hay algo que te apasione? ¿Algo que, sientas que en tu vida merece la pena? ¿Algo que te llene, da igual si a veces es de alegría y otras de zozobra?
Pastoral Universitaria Jesuita.